
Dentro de sus primeras acciones estuvo la de citar –en días santos- a todos los ministerios públicos del interior del Estado, solamente para que físicamente conocieran quién era su nuevo jefe. Luego, emprendió una cacería contra los funcionarios de primer nivel de la dependencia, al solicitar que le “entregaran” el cargo a través de un acta, en la que frente a la presencia de la Sedecap, los funcionarios reconocieran sus irregularidades y omisiones.