21-11-2024 06:26:45 AM

Diario de un consentidor?

EROS

CUARTA PARTE

La llegada de ambas mujeres abortó aquel momento, Carlos avanzó hacia Carmen enganchándola con una pregunta que me alertó.

"Precisamente estábamos hablando de ti" – aprovechó para volver a cogerla de la cintura; Carmen, ajena a lo que habíamos hablado le hizo un guiño a Elena y le dejó hacer sonriendo.

"¿Si? Espero que hablaseis bien" – dijo esto mirándome, escrutando mis ojos, sus pensamientos seguramente la alertaban ante una posible indiscreción mía, evité su mirada.

Carlos siguió hablándole mientras la conducía hacia el camino, se consideraba ganador de la pequeña escaramuza que habíamos tenido y la volvía a acaparar mientras yo, con una extraña sensación de derrota que no conseguía que me fuera desagradable, intentaba no dejar sola a Elena.

Era una noche fresca de verano, el silencio del campo contrastaba con el bullicio del que salíamos y una relajante sensación de paz nos acompañó mientras caminábamos lentamente por el sendero de tierra que nos llevaba al borde de la carretera, allí esperamos una oportunidad para cruzar, Carlos cogió a Carmen de la mano y la arrastró para aprovechar un momento en el que un coche aun lejano se aproximaba a gran velocidad, ambos cruzaron corriendo y al llegar al otro lado observé que no la soltaba, Carmen reía tras la carrera mientras seguían caminando sin esperarnos, Elena y yo tuvimos que esperar aun un poco mas hasta que pudimos cruzar; Ellos avanzaban a unos quinientos metros de nosotros, y no me pareció apropiado acelerar el paso para alcanzarlos. Elena caminaba en silencio a mi lado posiblemente había notado que mi atención estaba centrada en Carmen

"Ten cuidado con Carlos, parece decidido a quitarte la chica" – yo me situé en mi papel y le contesté.

"No es mi chica, es libre de hacer lo que quiera"

"Pero son buenos amigos, no?"

"Somos algo mas que buenos amigos, si es a lo que te refieres" – sonreí y ella afirmó con al cabeza sonriendo, se cogió de mi brazo y continuó.

"Perdona, soy un poco cotilla"

"En absoluto, no te preocupes"

"Ya ves, Carlos me ha traído de… carabina, para evitar que te aburras, aunque yo creo mas bien que lo que quiere es mantenerte distraído" – ambos reímos.

"Si, lo imaginé desde el principio, espero que no te moleste tu papel" – Elena negó con la cabeza.

"No, claro que no, la verdad es que no esperaba pasármelo tan bien"

"Vaya, gracias"

"¿Te puedo hacer una pregunta, Mario?"

"Adelante"

"¿Te preocupa algo? No has dejado de mirarles durante toda la cena" – me sentí pillado en falta.

"Aprecio mucho a Carmen, es una mujer genial, por otro lado apenas conozco a Carlos, no es que quiera ir de protector, ella se las sabe arreglar sola, pero… en fin, Carlos parece ir demasiado deprisa para el carácter de Carmen" – si intentaba desechar esa imagen de protector mis argumentos habían sido equivocados.

"Hemos charlado un poco cuando fuimos al baño, yo la veo muy relajada, con mucho control, Carlos aparenta mas de lo que luego es en realidad, no te preocupes"

Pero me preocupaba, no podía evitar preocuparme al ver a lo lejos a Carmen paseando de la mano de Carlos, riendo alguna ocurrencia de él, separándose sin soltarse y volviendo a acercarse… todos esos eran gestos naturales, espontáneos en ella que sin embargo Carlos estaría traduciendo desde su perspectiva y dándole argumentos para ir mas allá, no sabía bien como encajaría Carmen un ataque mas directo, no podía estar seguro, yo estaba allí y no había peligro, lo que no deseaba es que pasase un mal rato.

Seguí charlando con Elena pero mi atención seguía en aquella pareja que nos precedía, Carlos soltó la mano de Carmen y la volvió a coger por la cintura a lo que ella respondió sin oponer resistencia, cediendo a la presión que le aproximaba a él, yo observaba el balanceo de sus caderas al andar, esa manera tan espontáneamente sensual de moverse y de nuevo pensé que Carlos tenía que estar notando en su mano la ondulante cadera. Estaba seguro de que ella sentía mis ojos en su espalda, sabia que si no hacia nada para soltarse era para provocarme. Coqueteaba con Carlos para mí, se dejaba seducir para mí, era yo el destinatario de su juego.

"No me estás escuchando" – oí decir a Elena con un fingido tono de reproche.

"Perdona estaba distraído"

"Ya lo vi, seguías vigilando a tu chica que no es tu chica" – dijo con tono mordaz

Les vimos llegar a la puerta del hotel y como entraban sin contar con nosotros, inconscientemente aceleré el paso.

"Mario, déjala, no es una niña, no creo que corra peligro" – eché a reír al verme descubierto.

"Vaya, parece que me salió la vena paternalista"

"Es cierto, pareces su marido" – se me heló la sangre, ¿era posible que no supiera disimular mejor?, reí su ocurrencia quizás demasiado nerviosamente.

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