20-04-2024 12:47:19 AM

El asedio

Por Alejandro Mondragón

 

Con la complicidad de la noche del martes 3 de julio del 2018, custodiada por policías, salió recostada en la parte trasera de una suburban color plata, bien tapada por periódicos.

 

Y es que apenas habían llegado los rijosos diablos de Morena, la subieron al tercer piso del hotel MM, donde aguardó horas para dejar la sede.

 

A partir de ese momento, el ex gobernador Rafael Moreno Valle, quien desde que inició la campaña hasta la fecha no ha dejado de dar órdenes, puso en marcha la operación blindaje.

 

El grito de fraude la empezó a acompañar desde la entrega de su constancia de mayoría.

 

 

Lo que debió ser una fiesta se asemejó a un funeral, siempre protegida por granaderos.

 

En Puebla se vive el mal humor social. Los poblanos en cada rincón expresan su rechazo a la figura de Los Moreno Valle.

 

Ella se nota “apanicada”, incómoda y enojada “contra los intolerantes de Morena”.

 

Algunos de esos intolerantes, por cierto, se encargará del control mayoritario del Congreso del Estado. El más rabioso contra su causa es José Juan Espinosa, el impresentable que será legislador local.

 

El grito de rechazo no la dejará gobernar. Los suyos tampoco la ayudan, porque han entrado en la histeria, la amenaza, la de “la van pagar caro”, cuando los tiempos por muy violentos que parezcan reclaman serenidad.

 

Mientras el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no diga otra cosa, ella es la gobernadora electa de Puebla.

 

Pero también hay que entender que hubo más poblanos que votaron en su contra si se suman los sufragios de Luis Miguel Barbosa y Enrique Doger.

 

El precio ha sido muy caro y si se rehusaron al voto por voto, entonces habrá que lidiar con el asedio, el mismo que se lanzó desde su campaña a los opositores para defenestrarlos, mientras los suyos se regocijaban.

 

Qué necesidad había de pisarle los huevos al tigre. Usar medios como voceros para tapar una verdad popular: Moreno Valle es tan repudiado como Mario Marín.

 

Los carniceros de ayer se volvieron las reses de hoy. Ella sabe que llegó la hora de los sacrificios para quienes lejos de sumar, restan.

 

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