21-11-2024 03:06:43 PM

La maldición de la boleta

Por Valentín Varillas

 

El fenómeno de “arrastre”, tendrá un peso específico real en la determinación de ganadores y perdedores en este proceso electoral, en donde los poblanos elegiremos todos los cargos de elección popular, locales y federales, que existen en nuestro entramado institucional.

Unos para arriba, otros para abajo, pero el perfil y desempeño de los candidatos presidenciales y el de figuras de enorme influencia en la política local, influirá directamente en el desempeño de los candidatos al gobierno del estado, principalmente.

Para unos, esta realidad significa la posibilidad única e irrepetible de ganar una elección, para otros, representa una pesada carga que coloca sus aspiraciones en fase terminal.

Por ejemplo, Luis Miguel Barbosa anda feliz, extasiado, muy confiado de que el carisma, popularidad y magnífico posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador serán suficientes para catapultar su proyecto político personal y pelearle al tú por tú la gubernatura al morenovallismo.

Apuesta a que los poblanos votaremos en bloque, ante la gran cantidad de opciones a elegir y que no habrá ni el tiempo ni la capacidad de análisis en la mayoría de los electores, como para pensar en un fenómeno de voto diferenciado mayoritario.

El senador no cumple, por sí solo, con todos los requisitos de la rentabilidad electoral necesarios para ser considerado como un buen candidato, por lo que montarse en la figura de AMLO es su única opción real de ser competitivo.

Algo completamente distinto le pasa al precandidato del PRI al gobierno estatal, Enrique Doger.

Él sí fue, sin duda, la opción que maximiza el voto tricolor ante una caballada no flaca, paupérrima, de personajes sin la menor posibilidad de darle forma a una candidatura medianamente digna.

Su gran lastre será, para empezar el pésimo posicionamiento de su partido en el imaginario colectivo de la mayoría de los votantes.

En encuestas nacionales y locales, el Revolucionario Institucional aparece consistentemente en el primer lugar del nada despreciable rubro de “el partido por el que nunca votaría”.

No lo ayuda tampoco el hecho de que se tenga un presidente de extracción priista que es rechazado por 8 de cada 10 mexicanos en la recta final de su administración; un sexenio que fácilmente puede considerarse como desastroso y del que es prácticamente imposible algún logro concreto que Doger pueda presumir en campaña.

La tormenta perfecta tricolor se completa con la pésima recepción que hasta el momento ha tenido José Antonio Meade como precandidato presidencial.

Su imagen no convence, su oferta y discurso no prenden a sectores que el PRI tendrá que atraer si pretende mantenerse seis años más en Los Pinos.

La elección tomada por el presidente Peña en términos de su sucesión se basó principalmente en el perfil que supuestamente menos negativos arrojaba en los sondeos de opinión, un error estratégico que seguramente pagarán con creces en las urnas.

La competitividad de Meade dependerá de la capacidad de operación electoral del gobierno federal, la partidización de los programas oficiales y el descarado proselitismo que se haga desde las distintas oficinas públicas.

Lo anterior le servirá en parte a Enrique, pero dependerá de qué tan prioritario sea Puebla en el presupuesto electoral del presidente.

Por último, el fenómeno de “arrastre” que influirá en la campaña de Martha Erika Alonso, no dependerá de un nombre que aparezca en la boleta, sino de una presencia virtual que la acompañará durante todo este proceso electoral: la de Rafael Moreno Valle.

El verdadero referéndum al sexenio de RMV se dará en este 2018 y ya hemos hablado en este espacio de cómo este fenómeno preocupa ya mucho a los estrategas de la panista.

La gran cantidad de negativos que aporta la figura de Rafael a la campaña de Alonso Hidalgo, crecerán a medida que pase el tiempo, se conozcan con mayor profundidad las historias inconfesables de su administración y se centren los ataques de los opositores en su figura.

En el cálculo electoral de priistas y morenos, resulta mucho más rentable pegarle a él que intentar traspasar con éxito el blindaje protector que otorga el ser una candidata mujer.

El escenario es inédito, por lo que los análisis de hoy, son apenas acercamientos a lo que pudieran aparecer ya en el desarrollo de las campañas formales y con posibilidades de que en los hechos queden muy cortos para predecir el derrotero que tomará la política poblana.

Lo que sí es seguro, es que hay mucho en juego en esta elección y los candidatos, con sus pros y contras, harán hasta lo imposible por ganar a como dé lugar.

Viene lo peor, se lo aseguro.

 

 

 

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