Por Jesús Manuel Hernández
Inhabilitar y sancionar al panista Eduardo Rivera Pérez dejó al descubierto los amarres, la prueba de lealtades, de los grupos políticos temerosos de lo qué pueda suceder en los procesos electorales de este y el siguiente año.
La acción no se limita, como algunos quisieran verla, a impedir que el expresidente municipal sea un obstáculo en el proyecto morenovallista. La ejecución repercute fuertemente en el proceso electoral del Estado de México por la cercanía de Rivera con Josefina Vázquez Mota a quien le han colgado ya el escapulario de la corrupción; ahora además la acusarán de proteger a políticos sancionados por el Congreso.
En el primer escenario de la inhabilitación, el propio presidente del PRI en Puebla adelantó que la bancada no apoyaría la propuesta morenovallista de los panistas.
En el segundo escenario, el mismo Estefan Chidiac reculó y avaló que los diputados del PRI votaran a favor. ¿Cuánto costo el voto del PRI, cuánto dinero circuló para cambiar la decisión?
Cuentan que el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, beneficiado con la flotilla de taxis en el sexenio anterior, habló con Estefan y le pidió corregir la línea por los intereses nacionales del partido en favor de Alfredo del Mazo, quien de esa forma tendrá un elemento más en contra de Josefina.
Las lealtades, las verdaderas lealtades, se cruzaron esta vez en el Congreso de Puebla, los títeres del morenovallismo le dieron el pase a gol al grupo Atlacomulco y sumaron, una vez más, como cuando la Ley Bala o las cuentas públicas de Rafael, a los diputados del PRI, que pasan a la historia como sumisos del panismo y con gran capacidad económica lograda en pocos años.
Pero eso no es todo. Además, queda al descubierto un enorme problema al interior del panismo donde la figura central sigue siendo Rafael Moreno Valle, quien expuso con esta decisión a toda la bancada panista de Puebla que en un solo comunicado fue cuestionada, desconocida, de alguna manera, por la dirigencia nacional al considerar que el proceso no tiene sustento.
O sea, los diputados del PAN se acercan a la posibilidad de ser investigados por el CEN por contrariar los intereses y estatutos del partido, un asunto que pudiera afectarles a ellos y a sus jefes, un tema donde el morenovallismo local puede ser enfrentado formalmente por la dirigencia nacional.
Pero además el mismo Rafael puede ser denunciado en el Consejo Nacional del partido que pronto se reunirá, y puede ser llevado a la Comisión de Honor y Justicia para que explique su proceder contra Rivera Pérez, quien, por demás está decirlo, goza de buena fama pública y respaldo de muchos dirigentes, cómo se ha dejado ver en las redes sociales.
Rafael ha jugado al extremo, ser leal al grupo Atlacomulco, le acerca cada vez más a la frustración de su proyecto.
Hace unos años Eduardo Rivera publicó un desplegado pidiendo perdón a los poblanos por haber propuesto a Luis Paredes como candidato a la Presidencia Municipal, incluso lo persiguió y propuso quitarle la militancia.
Quizá vaya siendo tiempo de que Lalo Rivera y su grupo, vayan sacando otro desplegado para pedirle perdón a los poblanos y a los panistas por haber propuesto a Rafael Moreno Valle Rosas como candidato al gobierno de Puebla.
O por lo menos, así me lo parece.