Por Jesús Manuel Hernández
Una bomba explotó al interior de las familias poblanas donde los apellidos Rodríguez Concha y Regordosa tienen arraigo.
Primero fue la denuncia sobre los intereses económicos del actual diputado local y presidente del Comité Municipal del PAN, Pablo, quien a través de la empresa llamada Malawi ha tenido participación en contratos con el gobierno para el cual trabajó en el caso de la instalación de la empresa Audi.
Después fue el reconocimiento del mismo legislador en aceptar tales versiones que suponen que su empleo como miembro del gabinete y responsable de los acuerdos con la empresa automotriz, hubieran servido para obtener beneficio en una entidad donde participa como socio, sin duda un conflicto de intereses.
Finalmente, la ausencia de candidatos y su reelección como presidente del panismo de la capital se convierte en una muestra de complicidad de los intereses extra partido, donde Pablito aparece como el eje que protege un sistema de intereses que asoman por el rubro de la complicidad.
Haber incluido en la planilla de su registro a personajes que han sido denunciados por la sociedad poblana fue la razón por la que los panistas de militancia probada se abstuvieron de participar, dejando en manos del poder extramuros las decisiones.
Un sisma se avecina sobre el panismo poblano, la necesidad de proteger, de cuidarse las espaldas los unos a los otros, les está llevando a tomar decisiones que tienen más el sello de la desesperación que el de la inteligencia.
O por lo menos así, me lo parece.