Por Jesús Manuel Hernández
Aquí se anotaba hace 9 días que mantener en la presidencia del PRI poblano a Jorge Estefan Chidiac era un síntoma muy claro de que Luis Videgaray mandaba en el tricolor local. La llegada de Enrique Ocho Reza ratifica el análisis. El grupo del primer círculo del presidente Peña Nieto no ha encontrado mejor opción en la lista de aspirantes que a este personaje íntimamente ligado al pensamiento político de Videgaray. Con ello la sucesión presidencial se inicia formalmente en beneficio de un grupo organizado para ello.
Los viejos grupos del PRI sólo han sido útiles en esta maniobra para “vestir a la muñeca” dirían los clásicos del pasado, para elevar alabanzas y porras y por justificar que ésta ha sido la mejor decisión en un sentido visionario de la nueva forma de hacer política.
Claro está que la personalidad de Ochoa Reza es más compatible con los nuevos tiempos, claro también está, que su capacidad intelectual le permitirá el debate de las ideas, de las reformas, de los asuntos de Estado en la visión de Peña Nieto.
Queriendo sin querer, el presidente ha tomado la gran decisión de su gestión, refundar al PRI, darle una nueva, tal vez moderna, concepción de ejercicio de la política donde la competencia es cada vez más fuerte con la oposición. El PAN lo entendió en su tiempo, y los resultados le han beneficiado.
En poco tiempo nos daremos cuenta si con la llegada de Ochoa Reza se terminarán las complicidades del ejercicio del poder con los caciques de los pueblos, las ciudades y los Estados. Veremos si las herencias a familiares de diputaciones, regidurías, senadurías y hasta gobierno, quedaran en el olvido o seguirán siendo una práctica común en la forma de operar los tricolores.
¿Cómo será la forma de ejercer el poder de Ocho Reza en el PRI? Tal vez la respuesta no esté lejana. Es de adivinar que las dirigencias estatales tendrán que cambiarse en el caso donde el grupo vencedor no tenga representantes. Puebla no es el caso, si un presidente estatal sale beneficiado con la llegada de Reza es sin duda Estefan Chidiac, ambos le han rezado al mismo aspirante: Videgaray, y en consecuencia por quien el grupo se incline en 2018.
A partir de ahora veremos a un partido con recursos económicos, con nuevas formas de hacerse de ingresos, dispuesto al debate, a ser oposición donde tenga que serlo y seleccionar a sus candidatos de manera diferente.
¿Cómo será esto? Al más puro estilo de la mercadotecnia política, con el empleo de las herramientas más modernas para ubicar la percepción ciudadana. Se acabaron los tiempos de los especialistas en “tierra”, de las mapacheros electorales y los líderes naturales.
Han llegado nuevos tiempos, los de “franquiciar el poder”, los de abrir “puntos de venta” donde haya compradores, en fin, un nuevo PRI…
O por lo menos así lo piensan ellos…
