24-11-2024 12:07:29 AM

Las ventajas de una maestría online

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La popularización de los medios tecnológicos ha hecho posible que la educación a distancia, reinventada a través del uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), sea una opción cada vez más expandida y aceptada en nuestra sociedad.

Es habitual, hoy en día, conocer a alguien que realiza estudios online a través de las instituciones nacionales o extranjeras que han incrementado su oferta educativa, haciéndola cada vez más atractiva.

ecos03En un mundo en el que la educación continua se demanda en el mercado laboral, como parte de las exigencias del desarrollo de nuestra carrera profesional, se torna indispensable que las necesidades formativas puedan conjugarse con nuestras necesidades personales (familiares y de ocio).

Así las cosas, mientras que la educación presencial prácticamente no ha cambiado, el cambio en la educación online ha sido y sigue siendo espectacular. Probablemente un alumno presencial de hace 60 años no tendría demasiados problemas en asistir a una clase presencial de 2011, porque el protagonismo del profesor sigue siendo indiscutible, pero ese mismo alumno no sería capaz de seguir un curso online hoy, no sólo por el uso de tecnología que implica, sino también por el cambio de estilo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Definitivamente, hay quien todavía desconfía y no puede o no quiere dar  el paso de estar a la vanguardia y formarse en línea, al igual que hay en nuestras sociedades un nuevo tipo de discapacidad: la tecnológica, que afecta sobre todo a los emigrantes digitales, es decir, a aquéllos que no han nacido en la sociedad de la información. Así, aunque resulte paradójico, el desarrollo de las tecnologías ha favorecido la aparición de nuevas formas de exclusión social.

Las cinco razones para estudiar una maestría en línea son las siguientes:

1. La separación física entre profesor y alumno.

Una maestría se compone de distintas materias o asignaturas, con un grado de especialización elevado. Para tener verdaderos especialistas en cada disciplina es necesario buscarlos allí donde estén, sin importar que no sea en la misma ciudad en la que vive el estudiante.

La comunidad virtual de estudiantes y profesores en un curso online permite una distribución espacial mucho más enriquecedora que la tradicional.

2. Un efecto secundario: el reforzamiento de las habilidades tecnológicas.

Aunque las plataformas educativas que se utilizan en la actualidad son cada vez más intuitivas y fáciles de utilizar, lo cierto es que cada vez que empezamos un curso en línea reforzamos nuestras habilidades tecnológicas: usamos nuevos programas, incursionamos en grupos dentro de redes sociales, usamos nuevos chats y sistemas de videoconferencia, etcétera. En definitiva, adquirimos o reforzamos habilidades tecnológicas.

3. Tú, en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje

A diferencia de lo que sucede en la educación presencial, en la que el profesor determina el ritmo de aprendizaje, en la educación en línea tú decides a qué ritmo vas avanzando.

Se trata de que adquieras conocimientos determinados en cierto plazo, pero tú planificas cuándo y cómo los vas a adquirir; eso sí, con tu tutor, que va a estar siempre guiándote, orientándote.

4. Las discusiones académicas

Son realmente académicas… en una relación de igual a igual. En el mundo de la educación presencial existen roles de poder, imagen, entre otros factores, en función de: vestimenta, trabajo, carácter, posición social  y manera de conducirse.

La relación entre compañeros en una maestría en línea está basada en el desempeño académico, en la creatividad, en lo que cada uno aporta a la interacción virtual.

5. “Tiempo, tiempo… divino tesoro”

Poco hay que explicar; el gestionar nuestro tiempo es algo que cada vez valoramos más. La gente huye de largos y costosos desplazamientos, mismos que reservan para ocasiones contadas, para encuentros puntuales, en ocasiones, una vez al año, con finalidades concretas como interactuar con nuestros compañeros en lugares previamente acordados.

La asincronía en las sesiones es otro punto fundamental para gestionar nuestro tiempo, al igual que la oportunidad de aprovechar esos tiempos “muertos o libres” que van surgiendo a lo largo del día.

Fuente: Alto Nivel

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