Como exalumna de una institución jesuita, varias veces tuve contacto con laicos y jesuitas allegados a la Teología de la Liberación, así como también los hay conservadores y tradicionalistas –sin llegar al extremo del Opus Dei-. Pero, detrás del estereotipo de guerrilleros y comunistas que mucha verdad tiene, hay algo mágico en la propuesta de esta nueva forma de ver al Dios que conocemos los católicos.