Sin duda alguna, Puebla es conocida mundialmente por su gastronomía, y es que más allá del mole poblano o los chiles en nogada; la cocina poblana es sumamente reconocida por su sabor y, sobre todo, su variedad.
Y, verdaderamente, el Mercado de Sabores es, sin duda alguna, un gran escaparate.
Entrar a comer al Mercado de Sabores, legado del trienio de Alcalá Ruiz, es entrar a un variopinto mundo de colores, aromas, sabores y sazones, tanto, que es imposible pretender comer sólo alguna cosa e, irremediablemente, uno termina picando de módulo en módulo, tratando de probar de todo… un poco.
Llegar al Mercado de Sabores fue toda una odisea en pleno Viernes Santo pues las principales calles de acceso estaban cerradas con motivo de la Procesión del silencio, lo que provocó que, en cierto momento, este tragón estuviese a punto de claudicar, sin embargo, armado de paciencia, aguanté y… valió la pena.
De entrada, el estacionamiento, aunque vasto, es incómodo, porque el túnel de acceso y salida es angosto, sin embargo, resulta una buena opción porque en las calles aledañas no hay dónde estacionarse.
Ya arriba, en el área de comida, toda la incomodidad se olvida cuando uno comienza a ver las suculencias que las marchantas preparan y los chalanes reparten con rapidez… y limpieza.
Es impresionante ver el orden, la limpieza del lugar, lo bien distribuido que están los comercios y las mesas para los comensales, eso sí, evite un pleito entre comerciantes por la mesa en donde se va a sentar, porque realmente es molesto ver cómo discuten por quién va a limpiar la mesa.
Una vez que se acomode, recorra el lugar, huela, mire, saboree…
Qué le parece una de las más tradicionales cemitas del “As de Oros” con más de 4 puestos… una deliciosa cema con base de aguacate, milanesa, quesillo o queso blanco, chilpotle y agua fresca o refresco.
Pero si no quiere una cemita, siga recorriendo el lugar, seguro encontrará lo que más se le antoja…
Hay cocinas económicas, las clásicas “fondas”, en las que puede degustar un delicioso arroz rojo con sabor a “pueblito”, pipián verde, mole poblano, tortas de camarón y huazontles, adobo, etc…
Si lo prefiere, puede optar por una deliciosa orden de chalupas, de esas pequeñas, rojas, con carne, cebollita… o una orden de flautas de pollo con crema, lechuga, queso y salsa roja… o una suculenta cemita de carnitas de maciza o cueritos con su guarnición de verduras y salsa verdes… o las clásicas picaditas de queso y chicharrón… o un molote de requesón con epazote y rajas.
Si su paladar es más exigente, puede optar por las cocinas de pescados y mariscos y disfrute de una atómica de camarón, tostadas de ceviche y una gran mojarra.
Por bebidas no se preocupe, hay aguas frescas, refrescos, jugos o una cerveza muy fría, para mitigar el calor.
En este lugar, no faltan los comercios de tacos árabes de conocidas marcas, o las famosas tortas Chely, inclusive, el Burladero y la Escuela de Gastronomía Roberto Cañedo ofrecen servicio de restaurante, sin embargo, honestamente, no son opción ante tanta variedad de comida típica que uno desea degustar ahí.
Para terminar, qué le parece un riquísimo dulce típico: camotes, gaznates, tamarindos, muéganos, macarrones, tortitas de santa clara, palanquetas, jamoncillos, ates, etc.
El Mercado de Sabores, ubicado en la 4 poniente y la 11 Norte, abre todos los días desde la mañana y hasta las 6 de la tarde, para que pueda desayunar, comer y hasta cenar… no lo dude… es una buena opción… se lo recomiendo…