Por Valentín Varillas
A través de la candidatura de Herberto Rodríguez Regordosa a la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, la derecha poblana intenta de hacerse de posiciones de cara a las elecciones del 2027.
Regresar a la “partidización” de los organismos empresariales; a su utilización con fines electorales para, desde ahí, intentarle sumar a los candidatos opositores.
Volver a los tiempos en donde se diseñaban, armaban y operaban todo tipo de campañas y guerras sucias en contra de los gobernantes en turno.
Y juran que van con todo.
Se van a radicalizar, como lo hicieron previo a la coyuntura electoral del 2018, aprovechando la inminente llegada de José Medina Mora a la presidencia nacional.
Un perfil que, aunque no milita activamente en Acción Nacional, llega apoyado plenamente por el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, instancia que históricamente ha mantenido una postura crítica hacia Morena y sobre todo, a Andrés Manuel López Obrador.
En la campaña presidencial del entonces candidato, pagaron millones para publicar la campaña “Así no”, basada en una serie de mensajes en donde se argumentaba que las propuestas de AMLO ponía en riesgo el modelo económico del país.
En 2024, esta organización, a través de Claudio X. González Laporte, pagó un estudio del Baker Institute que vinculaba a liderazgos del Movimiento de Regeneración Nacional con organizaciones criminales.
Regresando al tema Puebla, Herberto formó parte de la fallida campaña de Mario Riestra a la presidencia municipal de Puebla.
Esa en donde el blanquiazul perdió por más de 100 mil votos, es decir, 25 puntos porcentuales.
Por lo mismo, Rodríguez Regordosa fue corresponsable de la debacle.
De acuerdo con el organigrama del equipo del entonces candidato, se encargó del “área de vinculación con el sector empresarial y temas económicos”.
Además, aunque oficialmente no forma parte de éste, es un asiduo asistente a las sesiones del Consejo Consultivo Ciudadano del Comité Directivo Estatal panista, instalado formalmente a principios de este año.
Este órgano “asesora” al partido en los procesos de vinculación con distintos sectores de la sociedad civil.
Sectores que, faltaba más, en las sesiones del Consejo son representados únicamente por quienes comulgan con la ideología y los principios de Acción Nacional.
Es más, en octubre pasado, durante la tercera Sesión Ordinaria, este personaje fue uno de los protagonistas principales.
Nada nuevo, pero en teoría, habría que hablar de frente y quitarse las máscaras.
Reconocer que se busca que el CCE sea, otra vez, un bastión de la derecha poblana.
Un supuesto trampolín político, en teoría semillero de votos y de potenciales candidaturas a futuro.
Pero lo más grave de todo es el amago con el que se pretende marginar a los verdaderos empresarios.
Volverían los que tanto daño hicieron, al sentirse parte de una especie de élite, merecedora de todo tipo de privilegios, que fundamentaron en un malentendido “derecho de sangre” que hasta la fecha consideran “heredable” de generación en generación.
No tienen empresa propia, no generan empleos, no pagan impuestos y por lo mismo, no aportan absolutamente nada a la vida productiva local.
Además, traen cola y grande.
Pero eso sí, quieren enquistarse como tumor maligno en la representación empresarial poblana.
SE vienen, otra vez, tiempos recios.
