06-10-2025 03:52:45 AM

Cedillo blindó a la BUAP

Por Valentín Varillas

  

Más que acertados resultaron los cambios que llevó a cabo la rectora Lilia Cedillo en la logística de su Cuarto Informe al frente de la universidad pública poblana.

Rendir cuentas en el Edificio Carolino minimizó la posibilidad de que el evento se convirtiera en potencial botín para aquellos grupos que, con intereses mucho más políticos que académicos, insisten en su desestabilización.

Limitar el aforo y en encapsularlo en el primer cuadro de la ciudad, facilitó el diseño y la potencial aplicación de un plan de contención que contrarrestaría cualquier provocación.

Aunque se sacrificara el lucimiento personal, algo que, a diferencia de otros tiempos, no es ni ha sido jamás prioridad en el actual rectorado.

Las precauciones tomadas no fueron exageradas.

Al contrario.

Hay que recordar que la vida universitaria fue en su momento infiltrada por organizaciones que pretendieron tomarla por asalto.

En aquel paro estudiantil de hace algunos meses, los tentáculos de Antorcha Campesina se dejaron ver y sentir con todo descaro.

Movilizaron y financiaron las protestas aprovechando la buena voluntad de algunos sectores de la vida universitaria.

Se gastaron varios millones con la intención de que la universidad pública poblana regresara a vivir tiempos oscuros, poniendo en riesgo inclusive la gobernabilidad del estado.

Siguieron en Puebla el mismo guión que normó sus acciones en la Universidad Autónoma de Chapingo, en donde lograron derrocar al rector e imponer uno a modo, haciéndose del control de sus órganos de dirección y por supuesto, de sus recursos.

Todo esto con la absoluta complacencia de autoridades de todos los niveles y del poder judicial federal.

Aquí, afortunadamente se toparon con pared, pero sería muy ingenuo pensar que no volverán a intentar jamás.

Hay otros que también han pretendido sembrar miedo a través de la viralización de mensajes que amenazan con generar violencia.

Imposible minimizarlos por su gravedad y posibles consecuencias.

Fueron neutralizados gracias al trabajo conjunto con las instancias en materia de seguridad pública, pero no podía descartarse que pudiera haber más casos.

Un acto que albergara a miles de asistentes, hubiera sido el escenario perfecto para potencializar la zozobra.

Al final, la decisión de volver al origen fue la mejor.

Y el contexto, perfecto para que, otra vez, Lilia Cedillo reiterara en el discurso lo que de sobra ha mostrado con hechos concretos: la apertura permanente al diálogo, a la inclusión y a facilitar la manifestación cívica y pacífica de todo tipo de expresiones, siempre y cuando vengan de auténticos universitarios.

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