Por Valentín Varillas
Hace unos días se formalizó la extensión de contrato que garantiza la realización del Gran Premio de México por lo menos hasta el 2028.
Magnífica noticia.
La realización de esta fecha del campeonato de Fórmula 1 en la capital del país, ha dejado una derrama económica acumulada de 137 mil millones de pesos entre 2015 y 2024.
Buena parte de esos recursos llegan directamente a los bolsillos de todo tipo de trabajadores de los sectores hotelero, restaurantero, comercial y de servicios.
Sí, los beneficios de este evento “fifí” impactan directamente a los que menos tienen.
Y así seguirá siendo los próximos tres años.
El GP de la CDMX estuvo en peligro al inicio del sexenio anterior.
Fue contaminado por la perorata clasista de López Obrador.
Se le atacó sistemáticamente desde el púlpito mañanero por ser considerado como un “evento de ricos”.
Y por lo mismo, sus asistentes resultaron etiquetados como aspiracionistas, individualistas y demás.
Mostró, como en otros cientos de temas más, su monumental desconocimiento de la realidad.
Todo cambió hasta que alguien le mostro los números fríos.
Los datos reales que, invariablemente, por seis años difirieron de los suyos.
Y entonces, se hizo todo lo posible desde el gobierno federal para garantizar la continuidad del evento.
Es más, se hicieron famosas las fotos de los liderazgos más importantes y “congruentes” de la 4T, junto con sus familiares, ocupando los lugares más cotizados y costosos del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Y así ha sido, año con año, hasta la fecha.
Esto no va a cambiar, al contrario.
Y qué bueno.
Quienes se han autodenominado “hijos y defensores del pueblo” tienen derecho a disfrutar de éste y muchos otros privilegios.
Faltaba más.
El problema es que, en su obsesión de mimetizarse con su mesías, se infectaron de la misma incoherencia discursiva.
De su obsesión por dividir, fracturar, fraccionar y enfrentar a los distintos sectores sociales y acabaron también protagonizando monumentales e históricos ridículos.