Por Alejandro Mondragón
La lectura más sobresaliente del Consejo Nacional de Morena es que Claudia Sheinbaum estuvo presente con su ausencia, durante la sesión.
Eso que un bloque de gobernadores y mandatarias estarían aglutinándose en torno a dos figuras: Ricardo Monreal y Adán Augusto López, quedó desactivado.
Fue la propia Sheinbaum quien envió el mensaje muy claro: todo se mueve en torno a la figura presidencial.
El 29 de abril, seis días antes de la ceremonia del 5 de Mayo, Ricardo Monreal, diputado federal y Alejandro Armenta, gobernador, invitaron desde la sede legislativa a visitar La Feria de Puebla.
Tal como en el Senado hicieron dupla con un mensaje político que daba verosimilitud a las versiones antagónicas a Palacio Nacional.
Sheinbaum, quien no había confirmado ni descartado su visita a los festejos del 5 de Mayo en Puebla, estuvo contrariada por semanas de la virilización de los temas de la amenaza de expropiación en Lomas de Angelópolis y los señalamientos al periodista Rodolfo Ruiz.
Se registró el Consejo Nacional de Morena, donde a regañadientes los liderazgos asumieron las recomendaciones de la presidenta, pero también les quedó claro que el poder presidencial no se comparte.
Un día después, la presidenta sí vino a Puebla, fue generosa con el gobernador Armenta, le dio respaldo, en tanto el propio mandatario poblano hizo suyo el discurso de la soberanía nacional de Sheinbaum.
En otras palabras, el gobernador tiene en la presidenta a su jefa política. Punto.
Bien afirman los conocedores nadie que se ha enfrentado a un presidente/a ha vivido (políticamente) para contarlo.