28-04-2025 05:35:33 PM

Frenar a Andy

Por Valentín Varillas

 

Desde la presidencia de la República ya se opera para bajar el intenso protagonismo mediático y político de Andrés Manuel López Beltrán, hijo de quien fuera el mago de los otros datos.

El punto de quiebre, lógicamente, fue aquel desplante en el evento masivo que se organizó en el Zócalo de la capital debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos mexicanos.

Las consecuencias han sido demoledoras.

No transitaron las hipócritas disculpas en redes sociales que intentaron ensayar los protagonistas de semejante aberración.

Y les ha ido muy mal a partir de ahí.

A todos.

Cómo no.

Si violaron uno de los protocolos básicos, elementales y más importantes de la política real: el respeto a la figura presidencial.

Adán Augusto ve con desesperación cómo se le escapa el sueño de imponer gobernadora en Chihuahua.

El repudio a Fernández Noroña es evidente y escala de forma peligrosa en cada gira y evento público que encabeza en cualquier estado del país.

Lo sucedido hace pocos días, en el Congreso Nacional del PT, es apenas una pequeña muestra de lo que se le viene.

Los intereses caciquiles de Ricardo Monreal que pretenden eternizar a su familia en la cima del poder político en Zacatecas están en peligro, ante la cruzada que ha ensayado Claudia Sheinbaum en contra del nepotismo.

Sería un suicidio seguir jugándole las contras en el seno de la bancada mayoritaria en la cámara de diputados federal.

Corre el enorme riesgo de quedarse solo y ser relevado de manera fulminante como líder legislativo.

Y el autor intelectual del desaire ya recibió el mensaje.

Andy ha tenido que optar por un atípico bajo perfil, que lo mantiene alejado de aquellos reflectores que tanto le gustan.

Como ha debido de ser siempre, la presidenta nacional de Morena Luisa María Alcalde, ha sido quien ha fijado la postura del partido en los temas polémicos de la agenda nacional que competen al oficialismo.

Y es que, a pesar de la fuerza que tiene el nombre, el Jr. sabe que es imposible enfrentar la fuerza del aparato del estado mexicano.

Está más que consciente, faltaba más, de los pecados cometidos y los pactos inconfesables que caracterizaron al sexenio anterior.

Para qué moverle.

Aunque públicamente se siga el guión de la transición de terciopelo, es evidente que ya impera en la política nacional la ley básica, elemental del poder.

Esa que lo define como único, intransferible, indivisible y sobre todo: incompartible.

Y lo que falta por ver.

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