Por Valentin Varillas
En junio de 2016, la empresa Pinfra llevó a cabo una emisión de certificados bursátiles sobre los peajes de 4 autopistas que operan por concesión, entre ellas la Puebla-Atlixco.
Esta se llevó a cabo mediante oferta pública, a través de la Bolsa Mexicana de Valores, por un monto de 2 mil 500 millones de pesos, a un monto de 10 años y a una tasa de interés fija del 6.8%.
La fuente de pago de emisión de estos títulos está respaldada por los ingresos de los cobros de peajes asociados con estos paquetes carreteros.
Estas estrategias se usan de manera muy frecuente para conseguir recursos que se destinan al pago de deudas, para capital de trabajo, necesidades de liquidez, nuevas inversiones y fines corporativos.
La “bursatilización” impide que se lleve a cabo cualquier modificación al título de concesión.
Incluyendo, por supuesto, el tema de la relación entre el costo del peaje y los kilómetros que comprende la vía.
Por todo esto, a pesar de que resulta de una urgencia extrema desde hace varios años el mover la caseta de cobro, no se ha podido llevar a cabo, con todas las consecuencias que en materia de tráfico vehicular se dan en esta zona.
El gobierno de Puebla anunció que iniciará pláticas con la empresa para revisar las posibilidades de llevar a cabo este traslado que beneficiaría a cientos de miles de poblanos que transitan por esta zona cada día.
Seguramente, el tema de las obligaciones que tiene que cumplir PInfra derivados de la emisión de estos bonos será el primerísimo que saldrá a colación.
En el 2012, Rafael Moreno Valle concesionó esta autopista por un lapso de 30 años, lo que reportó ingresos para las arcas públicas estatales del orden de los 2 mil 500 millones de pesos.
De esta manera, el gobierno del estado no cuenta con la autonomía legal necesaria para la toma de decisiones en lo que a la Puebla-Atlixco se refiere.
Incluyendo, por supuesto, las que se derivan del constante e imparable crecimiento poblacional en la zona y las nuevas necesidades que en materia de operación suponen.
Por ejemplo, la de establecer el punto ideal en donde actualmente tiene que estar ubicada la siempre polémica caseta de cobro.
Habrá que ver qué sucede al vencimiento del plazo de estos bonos y si en la estrategia financiera que tiene Pinfra para los próximos años, no considera llevar a cabo una nueva emisión de deuda que lo pudiera complicar todo, otra vez.