Por Valentín Varillas
A pesar del poco tiempo de coexistencia, llama la atención la sincronización de prioridades entre los gobiernos de Claudia Sheinbaum y de Sergio Céspedes Peregrina.
Cada quien con agendas y proyectos propios, pero que convergen en temas fundamentales de la administración pública en los dos niveles de gobierno.
La educación superior, como primer gran ejemplo.
En el caso de Puebla, en apenas dos años, la intención de fortalecer y ampliar todavía más la oferta de universidades e instituciones, tanto para jóvenes que viven en el estado, como para los que vienen de fuera.
Ahí están el campus de CU2 y la instalación del Instituto Politécnico Nacional como ejemplos.
Más de 3 mil quinientos millones de pesos de inversión.
En el caso del gobierno federal, se consolidarán las universidades Benito Juárez y otras como la Rosario Castellanos y el de la Universidad de la Salud, que se llevaron a cabo únicamente en la capital, se van a establecer en todo el territorio nacional.
La presidenta ha anunciado que el objetivo es generar al menos 300 mil espacios adicionales en instituciones de educación superior.
Mismos objetivos, aterrizados al ámbito de competencia de cada uno.
Dentro del tema de la educación, también hay una intención común de centrar la oferta educativa superior en la ciencia, la tecnología y la innovación con un enfoque social.
En este tenor, el 9 de diciembre pasado, se inauguró en Puebla el Centro de Innovación e Integración de Tecnologías Avanzadas del mismo Politécnico Nacional.
Tiene laboratorios especializados en sectores fundamentales para el estado como el automotriz, el agroindustrial, el textil y todo lo que tiene que ver con el cuidado del agua.
Claudia Sheinbaum quiere convertir al país en una potencia científica y de innovación.
Apoyos oficiales al desarrollo de ciencias básicas, naturales, sociales, humanidades y generar una vinculación efectiva con los sectores productivos.
El CIIT poblano empata perfectamente con estos objetivos.
En todo esto, jugará un papel fundamental el actual Conacyt, que próximamente se convertirá en Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación.
Puebla no sólo fue el primer estado en donde los liderazgos de Morena declararon públicamente su apoyo al proyecto presidencial de Claudia Sheinbaum.
Ya en el ejercicio de gobierno y más allá de lo estrictamente político- electoral, existen coincidencias muy importantes en un sector fundamental para el desarrollo nacional, como lo es la educación.
Pero además, el trabajo coordinado entre el gobierno federal y el de Puebla está garantizado en la administración de Alejandro Armenta.
El todavía gobernador electo ha estado presente en la puesta en marcha de estas obras de infraestructura y desarrollo educativo, y en su discurso ha quedado muy claro que las seguirá apoyando con todo: “los gobiernos de la 4T tienen como uno de sus pilares fundamentales, la educación, ya que es la base para consolidar cualquier proyecto”.
Además, el tema del litio será otro en el que se trabajará de manera conjunta.
Armenta no sólo escribió un libro resaltando los usos, el valor comercial, además de la importancia del manejo, exploración y explotación de este mineral en la vida productiva nacional, sino que presentó -como senador miembro del Grupo Parlamentario de Morena-, una iniciativa para “promover y proteger la industria de este mineral estratégico”.
Esto supone que los beneficios de todo esto se queden en México y no en las empresas extranjeras que hoy gozan de concesiones para extraerlo.
La presidenta de México, en la presentación de los 100 puntos que definen las prioridades de su gobierno, establece que “pondrá en marcha la producción de litio con desarrollo tecnológico propio, además de una fábrica de software público y un centro de ciberseguridad e inteligencia artificial”.
Gobiernos que hablan y hablarán el mismo idioma; que comparten prioridades y objetivos.
Por fin.
Ya era hora.
Que sea para bien.