22-11-2024 08:47:43 AM

Ilusionismo?

EROS

 

TERCERA PARTE

Después de acordar la hora y de darle mi dirección, nos despedimos y cada familia tomamos nuestro propio camino.

Llegada la hora indicada se escuchó el timbre de la puerta.

No me hubiera perdonado venir sin traer algo- Dijo Albert, mostrando caballerosidad y agradecimiento a la invitación con una botella de Brandy.

No te hubieras molestado, aquí tenemos- Le dije.

-Samantha, invitó a Blanquita para el cuarto de juegos de la niña.

En ese instante conversamos de todo un poco, las mujeres, se encaminaron a la cocina y nos quedamos en la sala.

Cuando noté que no nos podían escuchar, le dije:

Mira, yo no soy de los que tienen pelos en la lengua y te voy a hablar derecho. Tu mujer esta bien Buena y me gusta para una "cogida". Tal vez no esperabas que te lo dijera así, pero es lo más franco que pude haber sido.

Por otra parte, tu tienes un poder mental bárbaro, mi mujer todavía llegó hipnotizada anoche.

Quiza podrías hacer uno de tus trucos de tal forma que mi Vero folle contigo, mientras disfruto de tu Bertha, Que dices?-

Después de mirarme a los ojos unos instantes, me dijo:

Sabes?, Eres la única persona que no hé podido hipnotizar y te mereces un premio. Voy a concederte tu deseo-.

La cena esta lista, vayan al comedor- gritaron las mujeres desde la cocina.

Después de cenar, Bertha mencionó que se tenían que ir porque vivían muy lejos y el tráfico esta tremendo los Sábados por la noche, pero Verónica dijo:

De ninguna manera, ustedes son nuestros invitados esta noche. Verdad, mi amor?-

-Por supuesto que sí, son nuestros nuevos amigos, serán tratados como reyes, además, debemos tomarnos esa botellita que trajo Albert.-

Llevamos a las niñas a dormir en una recámara.

-"Hasta mañana , mi amor, te amo"- Le dije a mi niña.

Poco después al calor de las copas, las mujeres empezaron a perder sus inhibiciones y aceptaron jugar cartas apostando prendas de vestir.

Aproximadamente a las 10:30 de la noche, ya casi estabamos solo en ropa interior, y comenzé mi jugada.

Mira mi amor, Bertha está tan Buenota como tú, a poco no mi buen Albert?, estan igualitas, Verdad?-

Albert no dijo nada, pero asintió con la cabeza. Bertha se puso colorada (Por cierto un saludo para tí, Gatacolorada, besos.) y Vero me miró seriamente, recordando lo que le dije la noche anterior. Proseguí diciendo:

Miren,- levantando a Vero, la abrazé de tal forma que sus nalgas quedaron a la vista de la pareja, y les dí un masaje invitando: –Toquen, sientan como estan firmes, duritas, sabrosas-.

Bertha no resistió la invitación, estiró la mano y tocó a mi mujer haciendo que se estremeciera como si hubiera recibido una descarga eléctrica y las dos gritaron al mismo tiempo :-!Ay!, Ja, ja,ja-

-Toca- Le dije a Albert, quien utilizó las dos manos para que ambos sintieran un enorme placer.

Les dejo a su imaginación lo que ellos hicieron.

El caso es que me acerqué a Bertha, le dí la mano para que se levantara , y la abrazé por detrás, para que pudiera observar el espectáculo, mientras le acercaba mi verga a su culo.

Aún traía sostén y bragas. Veía sorprendida a Albert realizando un acto nunca visto por ella, al tiempo que le besaba su cuello, le masajeaba sus senos y le hacía sentir mi verga por encima de su ropa.

Le besé por la columna vertebral hasta donde la espalda pierde su nombre. Le bajé sus braguitas pequeñas para ese culo, pasándole la lengua por enmedio de sus nalgas.

Parecía hipnotizada, llegué a pensar que así había sido, porque no dejaba de mirar a su esposo.

Pasé mi mano frente su rostro y sonrió al voltear a verme, y le respondí la sonrisa. Le besé la boca, mientras mis manos desabrochaban el sostén por su espalda. Este cayó, dejando ver un divino par de aureolas que, succioné como desesperado.

Me fuí bajando al ombligo, luego a su conchita, sabrosa, deliciosa, babosa.

Para ese momento mi pene estaba erecto, aún dentro del envoltorio de tela, la recosté suavemente en uno de los sillones, me quite el calzoncillo, dirigiendo mi trozo de carne hacia su boca que ya lo esperaba ansiosa.

Mientras lo metía y sacaba y me rozaba con los dientes, mis labios buscaban la compañía de sus labios vaginales.

Con mi lengua buscaba su clitoris, y a cada lenguetazo se retorcía de gozo.

Cambié mi postura quedando encima de ella, bajándola del sillón a la alfombra, para de esta forma ensartarla cientos de veces mientras veía a mi esposa con Albert.

En el ambiente reinaba el ruido de los quejidos agudos de las mujeres.

Obligué a Bertha que se pusiera de rodillas y le clavé mi verga en su panocha por detrás, mientras la movía de la cintura. Sus gritos eran frenéticos.

En un instante saqué mi verga de su concha y lubriqué su culo, y al sentir la lubricación, solo alcanzó a decir:

Por ahí NOOOOOOOO, !AAAAAAAAAAAggggggg!-

-Oops, demasiado tarde- Ya tenía toda mi verga dentro de su culo.

De que le dolió, estoy seguro, pero me gusta que les duela.

Después de un rato de estar picando ese agujero, me salí, colocándome encima de ella, puse mi verga enmedio de sus chichis, tratando de llamar a mis pobres diablillos, quienes afinaron bien su puntería para caer dentro de su boca que buscó acabar con toda la producción de semen.

Los pocos que cayeron fuera, fueron recogidos por su lengua.

Al día siguiente, después de almorzar, se depidieron muy contentos prometiendo regresar pronto.

Adios Blanquis, nos vemos mañana-, -Adios Samy- fueron los gritos de las niñas.

Verónica no acertaba que decir, solo se limitaba a bajar la Mirada y morderse el labio inferior.

Le acaricié su cara, nos miramos a los ojos y nos dimos un beso ardiente.

Te Amo- Se escucharon nuestras voces al unísono.

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