Por Alejandro Mondragón
Corría el año de 2010. Se atravesaba la etapa más cruenta de la llamada guerra al crimen organizado. El Cisen tenía un grupo específico de narcotráfico.
Ahí se concentraba toda la información que los agentes comisionados al tema obtenían de informantes en los municipios más álgidos en el país.
Había quien personalmente manejaba tres informantes del mismo número de municipios en Puebla, dónde tras año y medio de coptarlos, manejarlos y dirigirlos, los informantes proveyeron información dura con nombres, apodos, lugares, delitos, elementos y mandos policiales en su nómina, vehículos, armas, estupefacientes y más.
La información era dura: sustentada en fotos, videos, audios, documentos.
No obstante, no se aplicó un sólo operativo en la entidad respecto a dicha información. Es más, comandos armados levantaron a los cabecillas de los municipios, leyendoles la cartilla: “ahora trabajas para nosotros o mueres”.
Lo coincidente en estos tres levantones fue que los comandos armados eran michoacanos, de la tierra de Felipe Calderón.
En 2010, en un curso específico de agentes de fuentes de Narcotráfico, ahí coincidieron agentes del Cisen, en oficinas centrales, en camino a la Concepción número 35, Delegación Magdalena Contreras. Un total de 14 espias e infiltrados de todo el país.
Los asistentes coincidieron, en los pasillos y recesos, con los mismos datos: Cero operativos oficiales, el mismo número de levantones de líderes locales de droga y otros ilícitos, estos últimos perpetrados por michoacanos.
Es decir, CISEN fue un generador de catálogo de delincuentes en el país para que uno mayor, en ese entonces Genaro García Luna dispusiera de dicha información para sus intereses en el negocio.
Su gran idea de Plataforma México fue para facilitar el flujo de la información de todo el país para dicho fin.
El trabajo consistió en darle las ubicaciones y debilidades de los líderes locales para incluirlos en la red global del crimen organizado en México, coordinada por Genaro García Luna.
Y sus esbirros, Facundo Rosas por ejemplo, aterrizó en Puebla años más adelante.