Un alemán con un fuerte dolor de espalda entra a una cantina y enfrente de él se encuentra nada más y nada menos que con Jesús, el alemán le dice:
-Oye, tómate una copa de vino conmigo.
Jesús acepta y luego le toca la espalda y santo remedio con el dolor, desaparece milagrosamente.
En la misma cantina entra un ruso con un fuerte dolor en el pie.
De igual manera se encuentra Jesús enfrente de él y el ruso le dice:
-Tómate una copa de vodka conmigo.
Jesús acepta y luego le toca el pie y santo remedio con el dolor.
En eso entra un mexicano a la misma cantina con el brazo enyesado, Jesús lo observa y el mexicano de igual manera, en un tono bravucón le dice:
-Oye tú, tómate un tequila conmigo.
Jesús acepta y luego de terminar la copa Jesús le acerca la mano al brazo enyesado, de pronto el mexicano dando un salto, se levanta y exaltado le dice:
-¡¡¡Ni madres, a mí no me quitas mi incapacidad!!!.