Por Alejandro Mondragón
Ya no queda duda que la madre de todas las batallas de la elección en Puebla, ocurrirá en la capital.
Eso lo dejaron en claro los candidatos a la gubernatura, Alejandro Armenta Mier y Eduardo Rivera Pérez, en el arranque de sus campañas.
Tres días dedicados de lleno a mostrar su presencia, músculo y respaldar a sus cartas a la alcaldía.
En el caso de José Chedraui, quien va por Morena, PT, Verde, Nueva Alianza y Fuerza por México, Armenta aprovechó sus vínculos con sectores de la clase media, empresarios y académicos para mostrarse en equipo.
Eduardo Rivera con la inercia de su recién paso por la alcaldía jaló a Mario Riestra, pero la estrella de los encuentros siempre fue el candidato a gobernador.
Alejandro Armenta se fue a repartir tacos al Centro Histórico, cerca del inmueble de la 8 poniente, donde la gestión de Claudia Rivera Vivanco convirtió al moche en una próspera industria.
Tampoco faltaron los metiches. Antonio López, candidato a diputado por el distrito XI, presumió haber descubierto la entrega ilegal de tinacos para favorecer al PAN. Nada más hizo el ridículo y salió en medio de abucheos de beneficiarios.
Tres días bastaron para dejar las cartas en la mesa. La guerra es total y sin vacilaciones.
Hasta las encuestadoras que comenzaron a favorecer a Riestra, ahora restringieron el acceso a los sondeos, de meses atrás, porque ahora salen con el garlito que nada para nadie.
En realidad, el retorno de Morena a la capital comienza a ser un hecho.