Por Alejandro Mondragón
El único estado -de los nueve en disputa para las candidaturas a las gubernaturas por Morena- que ofrecía la dupla de género hombre fue Puebla.
Claudia Rivera quedó en un tercer lugar, por encima de Julio Huerta, Olivia Salomón y Lizeth Sánchez.
Apenas se resolvió la paridad, en la que evidentemente no podía aspirar a la primera fórmula al Senado, pues Alejandro Armenta se llevó la coordinación de la 4T por la gubernatura y Nacho Mier, el lugar en la cámara alta; la exalcaldesa salió a declarar que la dirigencia nacional le ofreció ir en la segunda posición senatorial.
“Lo voy a pensar”, dijo con autosuficiencia.
El problema para ella fue que Mario Delgado, entrevistado sobre el tema, fue muy claro:
¿Qué le toca a Claudia Rivera?, le preguntaron.
Ella quedó en tercer lugar.
“A la posición que aspire… que se inscriba”.
Su nomenclatura entonces planteó la impugnación de la encuesta para Puebla, porque fue la mujer mejor posicionada en su género. Sí, pero en tercer sitio.
Lo que perdieron de vista es que antes del 3 está el 2. ¿Se la imaginan como La Marcelita poblana?
En las evaluaciones que se hicieron en Morena siempre quedó claro que buena parte del posicionamiento era resultado de subirse a la ola de #EsClaudia por el proceso nacional donde Sheinbaum ganó.
El problema radica en sus negativos. El desprestigio en su gestión municipal, la no aprobación de sus cuentas públicas, pese a que Morena es mayoría en el Congreso del Estado, y lo impresentable de buena parte de su equipo, no constituía una opción real de competencia contra el Frente Amplio por Puebla.
Principalmente, si el abanderado de la alianza a la gubernatura es el alcalde Eduardo Rivera, quien todo apunta fue el factor para que resolviera Morena su proceso interno.
Ahora si la exalcadesa pretende jugar por cualquier otra posición tendrá que inscribirse, participar en oooootra encuesta y esperar los resultados, en función además de los acuerdos cupulares que se darán con el PT y el Verde.
No pierda de vista que las plurinominales, después de las elecciones de aspirantes a Palacio Nacional y gubernaturas, se darán por tómbola.
A lo que ella apostó siempre fue a la paridad de género, a que por ser mujer obtuviera una posición que al final jamás llegó, pues desde el arranque de la contienda fue un tema de dos hombres, lo que definió el género, como ocurrió en los hechos.
Los premios quedaron en el 1 y el 2, sin más.