Por Alejandro Mondragón
El que Marko Cortés, líder nacional del PAN, haya destapado a Eduardo Rivera como su carta para la gubernatura, sin el aval de sus aliados, PRI y PRD, revela que nada está amarrado.
Sumergidos todos en el fondo de la disputa por la candidatura de Morena a la gubernatura de Puebla, bien cabe la pregunta ¿por qué alargar tiempos y no lanzar la convocatoria?
En el imaginario colectivo cada vez cobra fuerza que la definición morenista implicaría que la elección constitucional fuera trámite para la continuidad de la 4T en Puebla .
Nada más el partido gobernante dispone de una docena de aspirantes, entre mujeres y hombres. Tela de donde cortar.
Peeeeero la oposición PAN, PRI y PRD se limita a tres cartas para la gubernatura: el alcalde Eduardo Rivera, la senadora Nadia Navarro y la diputada federal, Genoveva Huerta.
Y párele de contar, aunque Marko Cortés borró ya de un plumazo a Genoveva, Nadia y todo aquel priista o perredista que busque la nominación.
El espacio mediático, político y partidista lo ocupan los y las morenistas, junto a sus aliados.
Del proceso local oposición no se sabe que esperar aún, en contraposición con lo que ocurrió en el ámbito federal.
Apenas Morena lanzó su convocatoria presidencial y los opositores ya se le ponían enfrente y a la par se dieron las nominaciones de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
¿Será que los opositores poblanos aguardan la ruptura morenista para cachar al gran perdedor?
De otra forma, es inexplicable que Puebla no esté en los acuerdos nacionales, donde ya el Comité Ejecutivo Nacional resolvió mujer para Guanajuato y hombre para Yucatán, los dos bastiones blanquiazules.
La tardanza genera más dudas que certezas, sobre si la oposición irá con los suyos o el defenestrado de Morena y aliados.
Las versiones que personajes que en 2018 ganaron cargos de elección popular, pero ahora jugarán por el Frente Amplio por Puebla van en aumento.
