Gerardo Cruz Castañeda |
El 31 de agosto se exhibió de forma pública la ineptitud de Amaury Alejandro Trejo Rivas, director general del ISSSTEP.
Una señora de la tercera edad que llamaremos “Fátima”, se levantó de entre el auditorio que asistió a la entrega de equipo médico, para echarle en cara al funcionario las deficiencias del servicio.
La vergüenza que pasó Trejo frente a la secretaria de Salud, Araceli Soria Córdoba, la descargó con el despido de un trabajador que se encargaba de las pensiones.
Fátima, además de un trámite de jubilación que llevaba años sin serle atendida, se refirió a los malos tratos del personal, la infraestructura deplorable, las cancelaciones de citas, falta de medicamentos.
Si bien se puede alegar que estas características son comunes en los servicios médicos públicos, el tema se torna grave con la cancelación y reprogramación de cirugías que ahora son más frecuentes con la dirección de Trejo.
El argumento no es otro que la grilla entre médicos que, además de solapar el director del ISSSTEP, la alienta al darle preferencia a los cirujanos generales -círculo al cual pertenece Amaury Trejo- por encima de otros.
Una práctica terrible para un gobierno que dice estar ocupado en la urgencia y necesidad de la gente que más lo necesita.
Son varias las anomalías que la dirección actual no puede contener y mucho menos se ve que pueda remediar, al punto que derechohabientes y personal ya insisten que en el instituto hay una verdadera transformación.
Pero no la que la 4T presume, sino la transformación de del ISSSTEP al IMSS, por los pésimos servicios que brinda.
Incluso, ya hasta hay voces que dicen extrañar el mando del morenovallista, Miguel Ángel García Martínez. Nada más para que se dé usted una idea.
