Por Alejandro Mondragón
Lo que ocurrió con Santiago Creel, a quien hoy le atribuyen dones que jamás ha tenido en su paso por los sexenios panistas, es digno de un análisis psiquiátrico del poder.
¿En qué momento creyó que podría ser una carta competitiva del Frente Amplio por México para enfrentar a las corcholatas de Morena?
Cuando utilizó toda la estructura de gobierno de Vicente Fox, como secretario de Gobernación, no pudo triunfar, ¿por qué ahora sí que no tenía de dónde agarrarse?
Más allá de las negociaciones políticas que se hacen y seguirán entre los opositores a la Cuarta Transformación, Creel y sus seguidores siempre supieron que carecían de opciones reales para ganar la nominación.
En el 2005, en la recta final del foxismo, donde su esposa Martha Sahagún fungía como la Señora Presidenta, empezó la “calentura” de la sucesión.
Un mucho más joven y con todo el aparato gubernamental a su favor, Santiago Creel Miranda utilizó la Secretaría de Gobernación, que él encabezaba, para engrosar sus posibilidades de hacerse de la candidatura Presidencial.
A través de las delegaciones federales fue que inició su estrategia: debido a que se realizaban en ese entonces (y durante todo el panismo, incluido el calderonismo) reuniones de un Grupo de Coordinación Interinstitucional convocadas por la Delegación de la Secretaría de Gobernación en Puebla (sito calle Italia 2224, Fraccionamiento Las Hadas) que encabezaba Maris Stella Reyes Zurita.
Ahí se reunía a la mayoría de delegados federales en Puebla, en su totalidad panistas (pues entendían que el control y presencia del gobierno federal era vital, no como ahora que hay delegados de todos colores).
Debido a la secrecía de las reuniones, se hablaba abiertamente del tema, señalando que la “indicación superior” (de Creel, por supuesto) era utilizar las delegaciones con el objetivo de difundir la imagen del Secretario de Gobernación.
Uno de los más entusiasta en apoyar a Santiago Creel fue el delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en Puebla (quien incluso encabezó un grupúsculo llamado Panistas con Santiago), José Antonio “El Mosco” Díaz García.
Así, cada dependencia federal reportaba sus actividades a la Delegación de la SEGOB.
No obstante, una de las primeras excluidas fue la delegada del Instituto Nacional de Migración, Guadalupe Hinojosa Rivero, por su parentesco familiar con el rival de Santiago Creel, un gris y nada carismático Secretario de Energía, Felipe Calderón Hinojosa (a la postre el candidato y Presidente de México).
Asimismo, Guadalupe Hinojosa fue excluida por no haber acatado las órdenes de Creel Miranda.
La dependencia (que se encuentra en el organigrama de Gobernación, por cierto) -explicó en un comunicado el director de comunicación social del organismo, Hermenegildo Castro Ojeda- que su separación obedecía a evaluaciones de su desempeño.
Finalmente, un gris Felipe Calderón le ganó a un Secretario de Gobernación que ni con todo el aparato gubernamental a su favor pudo hacerse de la candidatura.
Así que, a 18 años de este hecho, ¿por qué pensar que ahora sí podría?
Aún más ¿cómo pensar que sería competitivo ante la marca Morena?
A no ser, claro, que quiera aplicar la estrategia de Josefina Vázquez Mota de “perdiendo gano más”.
Quien nace para Creel, de la derrota no pasa.