Aunque dirigentes partidistas y candidatos se han cansado de presumir que ostentan una ventaja electoral, que en cada uno de sus institutos impera la cordialidad, la colaboración, el entendimiento y la suma de esfuerzos; que no les preocupa la campaña del adversario, y que no se judicializarán los comicios los hechos no concuerdan con esos discursos.