Por Alejandro Mondragón
Cada vez se parecen más, comportan igual y ambos se han clonado en la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Se trata de los primos, Ignacio Mier Velazco y Alejandro Armenta Mier, quienes se han transformado en una versión tropicalizada del líder de Macuspana.
La sangre llama, dijera el clásico, pero si Los Mier van a seguir los pasos, actitudes y acciones de López Obrador, ¿qué le depara a Puebla?
El presidente en su papel de guía de los morenistas, antes priistas, asume como política pública la confrontación, la austeridad hacia afuera, la desaparición de órganos autónomos, la guerra contra críticos, las expropiaciones de la inversión privada y cercar políticamente a los otros dos poderes: Legislativo y Judicial.
Ignacio Mier ha dicho que los ministros de la Corte deben ser electos por los ciudadanos.
Alejandro Armenta propuso formalmente la desaparición del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.
¿Cómo serían sus gobiernos en Puebla?
¿Cacería de brujas contra quiénes se enriquecieron en el pasado y fomentaron la corrupción?
¿Eliminar el Instituto local de Acceso a la Información y otros órganos autónomos?
¿Expropiar los accesos a la Volkswagen?
¿Confrontar al capital privado y gobernar sin la sociedad?
¿Desaparecer al Poder Judicial y anular sus reformas?
¿Quiénes serían parte de su pueblo bueno?
Esa metamorfosis hacia un AMLO región cuatro no augura nada bueno para los poblanos.
Los Primos cada vez se parecen más en aras no de conquistar el voto ciudadano, sino la simpatía de un solo personaje: Andrés Manuel López Obrador.
La conquista de su cariño para ser como él.
Pobre Puebla.
