Por Alejandro Mondragón
Corría el segundo año del sexenio de Melquiades Morales Flores, en el que el llamado Grupo Finanzas operaba con cheques en blanco.
Hasta que a los oídos del entonces mandatario le llegó una información que lo alertó y alarmó.
Resulta que el erario de Puebla reportaba un faltante de 400 millones de pesos, cifra muy escandalosa en estos tiempos, imagínese hace 23 años.
El Grupo Finanzas había realizado una inversión de portafolios en coberturas cambiarias, cuyo eje era el real brasileño que se había apreciado como resultado de la reforma petrolera del país sudamericano.
El problema vino con la salida de capitales golondrinos que debilitaron la moneda brasileña y, con ello, la pérdida en dólares para las arcas estatales.
El secretario de Finanzas era Rafael Moreno Valle y su subsecretario de Egresos, Fernando Manzanilla Prieto.
Ahí quedó sentenciada la suerte de Manzanilla, quien fue relevado por el hombre de todas las confianzas de Melquiades en materia financiera: José Joaquín Fernández.
Fue el origen del llamado Hoyo Financiero morenovallista que hasta la fecha sigue impune.
La historia viene a colación porque el primero en indignarse por el tema de Accendo Banco fue precisamente Fernando Manzanilla.
Escribió en su cuenta de twitter: “Especular con los recursos del pueblo es, además de corrupción, moralmente deleznable. Hago un llamado a las autoridades para que llevar esta investigación hasta sus últimas consecuencias. Nadie ni nada por encima de Ley”
Y abrió hilo: “Existen protocolos colegiados en la administración pública para la ejecución de inversión, quisiera saber si estos comités están instalados y si se pueden transparentar las actas de las sesiones en las cuales se autorizó invertir recursos públicos en el Banco Accendo”. Hasta aquí su cita.
Queda claro que habló la voz de la experiencia.
Sin palabras.
