Por Alejandro Mondragón
Todo está dado para que en Puebla lleve mano el Partido Acción Nacional en la nominación de abanderado/a a la gubernatura y presidencia municipal de la capital.
Es el instituto político con mayor intención al voto, dentro de la alianza conformada con el PRI y el PRD para 2024.
El problema radica en que aún no se nota claro el nombre de la carta para enfrentar a Morena que ya está plagada de perfiles para la sucesión en Casa Aguayo.
Se desconoce si Eduardo Rivera Pérez, la figura más relevante en toda a oposición, asuma dar el salto a la candidatura al gobierno local u opte por la reelección municipal.
Aunque varios y varias han levantado la mano para contender por el 2024, lo cierto es que es la hora en la que se desconoce una oferta de gobierno con línea discursiva que no sea descalificar a la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador.
También aparecen visos claros que buena parte de los liderazgos priistas y panistas se sienten muy bien con la 4T en Puebla.
Nada más hay que subrayar lo que apuntó el dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, en la reunión del secretario de Gobernación, Adán Augusto López con el góber Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Le brindó todo su respaldo y le dijo al funcionario federal en resumen que la oposición es muy feliz con la gestión de Céspedes Peregrina.
Más claro ni el agua. Los opositores tendrán que reman con la ausencia de una oferta de gobierno, la falta de una línea discursiva y con dirigentes de partido que se supone serían aliados, pero hoy están muy cómodos en los brazos de Morena, partido al que combatirán en 2024.
A lidiar con ellos.
