Por Valentín Varillas
Estará en Puebla el Secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López.
Su visita está programada para el próximo viernes 13.
Cabalístico.
El que el encargado de la gobernabilidad del país llegue al estado en la actual coyuntura, ha desatado un morbo muy especial al interior del círculo rojo en la aldea.
¿Por?
Hasta fue tema de la mañanera de ayer del gobernador Céspedes.
El jefe de gabinete tendrá una agenda con varios eventos.
No todos, necesariamente públicos, pero sí, estrictamente institucionales.
Nada partidista, faltaba más.
Hay mucho de qué platicar en términos de la agenda y objetivos conjuntos entre niveles de gobierno.
A seguridad pública, por ejemplo.
La estrategia de combate al crimen organizado, el reacomodo de grupos después de la detención de Ovidio y definir una fórmula que le permita a las policías municipales fortalecerse para atacar los delitos del fuero común que son arte de su ámbito de competencia.
Todo esto y mucho más.
Pero no le meterá nada de ruido a la visita, el hecho de que, desde el ámbito netamente partidista y en pleno uso de sus derechos políticos básicos, elementales, el gobernador Céspedes y parte del grupo cercano del ex gobernador Barbosa hayan declarado públicamente su apoyo al proyecto de Claudia Sheinbaum.
Nada que ver.
Si existe hoy una “corcholata” institucional, que no se ha distraído en calenturas personales y que ha seguido al pie de la letra las instrucciones del presidente López Obrador en términos de su actuar, es precisamente Adán Augusto.
No cabe la menor duda de que es hoy el único y gran operador político del jefe del ejecutivo federal.
No busca los reflectores.
Ellos van hacia él.
El tamaño de la encomienda que le ha delegado su amigo, Andrés Manuel López Obrador, sugiere una serie de actividades, acciones, encuentros y reuniones que por su simple naturaleza son ya de altísimo interés en términos de opinión pública y publicada.
Él sabe mejor que nadie que, en términos de la sucesión que se avecina, el balón está en la cancha de quien despacha en la oficina principal de Palacio Nacional.
Y que su papel es generar las condiciones ideales, en términos de gobernabilidad y paz social, para que este proceso se lleva cabo sin ningún tipo de sobresaltos.
Su inclusión en la lista de “presidenciables”, fue hasta cierto punto circunstancial.
El enorme fracaso de Olga Sánchez Cordero y la necesidad de tender puentes efectivos de acercamiento y negociación con fuerzas políticas diferentes a Morena, con gobernadores y liderazgos de todos colores e ideologías, incluyendo a los de casa, fueron los factores que lo obligaron a dejar el gobierno de Tabasco y venir a tomar las riendas de los temas prioritarios para el presidente en la segunda mitad de su sexenio.
Precisamente, Puebla fue uno de los estados más favorecidos con la llegada de Adán Augusto a la Secretaría de Gobernación.
Mejoró notablemente la relación institucional y se destrabaron temas que dependían del gobierno de le República, que eran fundamentales para Puebla y que, por alguna extraña razón, no caminaban.
Por esa ruta se seguirá transitando.
El pretendido amarre de navajas, tomando como materia prima una inexistente confrontación derivada de la más barata grilla política, no va a caminar.
La visita del viernes será un éxito en todos los aspectos y muy benéfica para la vida pública del país, pero sobretodo, del estado.
Ya lo verá.
