Por Valentín Varillas
En el estado, la pandemia se conjuga en presente.
No es cosa del pasado como en otras entidades del país.
Aquí, como ha sucedido desde la aparición del virus, se han tomado medidas encaminadas a que los daños provocados por un potencial incremento exponencial de los contagios, sean en los hechos los menores posibles.
El decreto emitido a finales de diciembre por el gobernador Céspedes, que regula las acciones encaminadas a este fin, empieza a dar resultados.
Las cifras oficiales muestran un menor crecimiento en el número de los casos y una disminución en quienes han desarrollado cuadros graves de salud y por lo mismo, en el número de decesos por enfermedades relacionadas con le virus.
No es un tema menor.
Se trata de una serie de políticas públicas que en su momento mostraron ya su eficacia y que tienen como objetivo la protección de los ciudadanos.
No solo en materia de salud pública.
Se pretende evitar, a toda costa, la saturación de los hospitales y clínicas, públicos y privados.
Garantizar que quienes se infecten, tengan acceso al tratamiento necesario para su recuperación.
Se busca también que la economía poblana no se vea dañada nuevamente.
Otro cierre masivo de las actividades productivas sería demoledor para el bolsillo de los poblanos y pondría en riesgo, otra vez, a cientos de negocios, empresas y profesionales independientes que apenas se están reponiendo del devastador tsunami del 2021.
Prevenir, antes de corregir, es la clave para poder atender de mejor manera lo que se viene.
Esta es la temporada del año más peligrosa, la que por varios factores favorece la propagación del virus.
El clima, en combinación con las enfermedades estacionales como la influenza, resultan una mortal combinación para aquellos grupos sociales considerados como “vulnerables”.
Hay que sumar la baja respuesta de los poblanos a la invitación oficial a aplicarse las vacunas necesarias para protegerse de esta complicada realidad.
Primeras dosis para menores de edad, segundas dosis para adultos y refuerzos para personas de la tercera edad o para quienes tienen algún tipo de comorbilidad.
Además, muy pocos poblanos se han vacunado contra la influenza a pesar de los reiterados llamados para hacerlo.
Vacunas para ambos virus hay de sobra en los centros de salud y se aplican de manera gratuita.
En el discurso público se ha tomado el Covid como tema de altísima prioridad.
Además de concientizar a través de estos reiterados mensajes, se busca también hacerlo predicando con el ejemplo.
Nuevamente, como siempre, el balón está en la cancha de la sociedad.
Pero esperamos también, como siempre, que todo lo resuelva “papá gobierno”.
Si como sociedad hiciéramos lo que le exigimos que hagan nuestras autoridades, éste sería un país completamente distinto.
Hoy, hay otra oportunidad de demostrar que algo hemos aprendido de los oscuros tiempos que nos ha tocado vivir.
Más allá de colores, partidos, ideologías y hasta de supercherías o extremas convicciones religiosas, la economía y la salud de los poblanos depende de nuestro comportamiento y madurez como ciudadanos.
Ojalá estemos, ahora sí, a la altura del enorme reto que tenemos.
