Por Alejandro Mondragón
En política no se dice públicamente todo lo que se hace, comentó hace días el gobernador Luis Miguel Barbosa, a propósito de la segunda visita de Claudia Sheinmbaum a Puebla.
Faltan 15 meses para la definición de la candidatura a Casa Aguayo. En Morena el escenario cambió desde la decisión de crear piso parejo a los aspirantes y el levantamiento de manos de quiénes participan.
Antes, sólo el senador Alejandro Armenta Mier y el legislador federal, Ignacio Mier Velazco, figuraban en el horizonte para el 2024, pero llegaron más.
Y como en el ámbito federal se construye una narrativa para insertar en el imaginario colectivo que cualquier carta morenista ganaría a la figura opositora.
La estructura que se ha construido por parte del barbosismo ha llevado a la jefa de gobierno de la Ciudad de México a quedar como la puntera en Puebla.
Se mantienen el líder del Congreso, Sergio Salomón Céspedes; la secretaria de Economía, Olivia Salomón. Se cayeron el líder del Poder Judicial, Héctor Sánchez; y el titular de la SEP, Melitón Lozano.
Jamás se subió a la pista de la sucesión Gabriel Biestro, secretario del Trabajo, pero sin ser destapado por el gobernador se metió como tercero José Antonio Martínez, secretario de Salud.
Ellos son la cara visible que respalda abiertamente a Claudia Sheinbaum, aunque la operación en tierra la maneja uno de los personajes de mayor confianza del barbosismo: Julio Huerta.
En 15 meses qué personaje logrará asumirse como el más cercano al pueblo y competitivo.
Aquí el punto clave es la estructura de operación política que se tiene ya, la cual se moverá en función de lo que ordene Barbosa, a partir de los sondeos y evaluaciones que vendrán.
Hoy no existen públicamente respaldos, aunque los afectos del gobernador comienzan a asomar la nariz.
En política no se dice públicamente todo lo que ya se hace.