23-11-2024 01:06:16 AM

Primero el uno, luego el 2

Por Alejandro Mondragón

 

La construcción de la narrativa político electoral es uno de los temas más escabrosos para perfilar la sucesión presidencial.

 

No basta lanzar al ruedo a cualquiera, se requiere insertar en el imaginario colectivo que las cartas son viables para suceder.

 

En ello, la Cuarta Transformación es consistente, más allá que se abra la puerta a los demás.

 

Cada vez queda en claro que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum será favorecida, a partir de dos criterios fijados por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Es la más cercana al pueblo y ya es cobijada por las estructuras de poder en los Estados: Ciudad de México, Veracruz, Puebla, Campeche, Estado de México, Sonora, Tlaxcala, Tamaulipas, Baja California, Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y los que se acumulen.

 

Detrás de Sheinbaum se observa ya al canciller Marcelo Ebrard y al secretario de Gobernación, Adán Augusto López. El aparato se mueve hacia la doctora, a más de un año de las definiciones.

 

Los punteros, en este caso puntera, es objeto susceptibles de los ataques y los yerros suelen magnificarse, de ahí que el cobijo de las estructuras de poder de los gobernadores/as amortiguan las caídas y deslices.

 

Sheinbaum construye para su proyecto que no es otro que el de López Obrador, por eso está alejada de identificar fórmulas en los estados o alcanzar acuerdos para la formación del Congreso de la Unión.

 

Primero el uno, luego el dos, es la máxima. No se puede pensar en quién la acompañará en Puebla cuando la estructura de poder que recibe lleva marca: el barbosismo.

 

Y amarrada la candidatura, entrarán los acuerdos políticos.

 

Hasta entonces.

 

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