24-11-2024 12:02:48 AM

Rotos, los viejos códigos de la sucesión

Por Valentín Varillas

 

Lo admite sin tapujos el gobernador Barbosa, en entrevista para Al Portador matutino: más que influencia directa en la selección del perfil del candidato, el cambio real que existe en el actual proceso de sucesión es el rompimiento de los viejos y anquilosados códigos que normaban el proceso.

Y es cierto.

Al abrir la baraja de manera directa, clara y sin ambigüedades, les movió el esquema a quienes, a través del influyentismo, el amiguismo, el supuesto peso del cargo, o bien, quienes ostentaban puestos de importancia en la estructura partidista, pensaban que llevaban alguna ventaja frente a sus adversarios.

“El que se sienta con los tamaños, que lo diga abiertamente y que compita”.

“Y que al final, sea la militancia la que decida”.

Así, tan claro y sencillo.

Aunque para algunos, cegados por su ego e intereses personales les parezca un complicado acertijo.

Terminar con mitos, usos y costumbres que han prevalecido en la aldea por décadas es lo que los saca de control.

Lo que los vuelve locos.

Se aferraron a los esquemas rígidos: a los dados cargados, al mito del tapado que en realidad era una burda imposición, a la enorme simulación y sobre todo, al dedazo cupular.

Todas estas, características que normaron los procesos en el morenovallismo.

Desde su llegada al gabinete de Rafael, todos sabían que el candidato a alcalde de la capital iba a ser Tony Gali.

Ningún otro miembro del grupo cercano a Moreno Valle, tuvo acceso a la exposición pública ni la libertad de acción para pensar en un crecimiento político tal que le alcanzara para aspirar al cargo.

Idénticas condiciones para el 2016, con el mismo personaje.

Ni se diga con la unción de Martha Érika Alonso como candidata a la gubernatura.

En términos beisbolísticos: un auténtico strike cantado.

A nadie más le iba a dar Moreno Valle la responsabilidad de gobernar seis años el que consideraba “su estado” y sumarle así, con recursos y operación, a una potencial candidatura presidencial para el 2024.

Todos sabíamos cómo iban a darse los relevos, pero había que tolerar la insufrible puesta en escena de vender como “democráticos”, nombramientos total y absolutamente cupulares.

Hoy, lo que ya no hay es certidumbre.

Se acabó la zona de confort; la red de protección.

Y muchos se espantan a pesar de que, el no saber el resultado final de un proceso, es en los hechos una condición básica, esencial, de la democracia.

La red de protección que le brindaba seguridad a los elegidos, ya está hecha pedazos.

Más allá de lecturas convenencieras y pronósticos basados en la filigrana, el adorno el autoelogio, las reglas han cambiado en el fondo y en la forma y les guste o no a quienes tienen proyecto: la moneda está en el aire.

Los códigos son otros.

Acostúmbrense.

La entrevista completa la puede ver y escuchar en statuspuebla.com.mx, en las aplicaciones en donde transmitimos a través de Al Portador y en todas nuestras redes sociales.

 

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