Por Alejandro Mondragón
Bien se afirma que en política lo que parece es.
Y hoy esa condición apunta al interés del alcalde Eduardo Rivera Pérez más en la reelección que en la gubernatura del 2024.
La sucesión está en marcha, no sólo en lo federal, sino en lo local, pues existen personajes, sobre todo de Morena, en abierta labor de proselitismo: el diputado Ignacio Mier Velazco y el senador Alejandro Armenta Mier.
Ambos recorren el Estado y promueven su imagen, peeero no se sabe, hasta ahora, que Rivera Pérez ande por esos rumbos sucesorios para Casa Aguayo.
No, el alcalde mantiene su perfil en la capital y zona conurbada, en función de las problemáticas que aquejan a la Angelópolis.
Su obra punto de partida, por la cual invirtió capital político, fue el corredor 5 de Mayo que el pasado fin de semana entregó.
Recorre juntas auxiliares, inaugura calles, visita colonias y prepara un esquema de concesiones de servicios públicos para disponer de fondos y corregir lo que él llama: el rumbo.
Que en su cabeza sí piense en el 2024 para pujar por la gubernatura es otra cosa, incluso si sus más cercanos están en ello, pero en los hechos toda su labor se enfoca en la capital.
Lo que, por supuesto, lleva a demostrar que su plan A está en repetir en la ciudad de Puebla. En un año las cosas pueden cambiar, pues nadie se niega a participar por la gubernatura en 2024 si las condiciones lo favorecen.
Quizá también sea estrategia de enfocarse hacia los graves problemas que le dejaron en Puebla para despistar a opositores que lo ven como el enemigo a vencer.
Lo cierto es que sus acciones en cinco meses parecen más a la búsqueda de una relección que embarcarse en otro proyecto, donde no se saben aún los planes del inquilino de Casa Aguayo.
