Ocurrió hace unas semanas:
Pepito le escribió al niño Jesús:
‘Querido Niñito Jesús: me he portado MUY BIEN todo el año y quiero que, por favor y si es posible, me TRAIGAS una bicicleta nueva.
Atentamente, Pepito.
Habián colocado la carta debajo del árbol de Navidad y ve la figura de la Virgen María, que desde el pesebre lo mira fijamente.
Arrepentido, rompió la carta y escribió nuevamente:
Querido Niño Jesús, CREO que me he portado BIEN este año, por favor TRAEME una bicicleta.
CORDIALMENTE PEPITO
Nuevamente se dispuso a poner la carta, cuando sintió la mirada de la Virgen María que lo observa fijamente.
De nuevo rompió la carta y vuelve a escribir:
‘Niño Jesús:
NO ME HE PORTADO BIEN este año, pero si me traes una bicicleta, prometo portarme bien el que viene.
Sin más, Pepito.
Fue con la carta de nuevo al arbolito y otra vez la mirada de la Virgen Maria sobre él, penetrante.
Rompió otra vez el sobre y desesperado agarra la figura de la Virgen María, la pone súbitamente en una bolsa y la mete en el closet cerrándolo con llave. Vuelve apresurado a escribir:
“JESUS”: TENGO SECUESTRADA A TU MADRE!!!
Si quieres volver a verla, dejá una bicicleta debajo del árbol.
No hagas la denuncia.
“PEPITO”.