El gobernador Mario Marín desde hace algunas semanas empezó a medir la lealtad de sus principales colaboradores, a propósito de la virtual postulación de Javier López Zavala como candidato del PRI a la gubernatura.
¿Quién los designó en el cargo?
¿Por qué muchos ya sólo atienden los llamados de El Delfín?
El mandatario sabe perfectamente en estos momentos en el gabinete legal y ampliados hay quienes esperan se haga oficial la candidatura para saltar al próximo proyecto sexenal.
Hace unas semanas se reunió con un influyente miembro de su gabinete para comentarle, entre otras cosas, que debería prepararse para dejar el cargo e integrarse a la campaña.
“Te necesita”, le dijo.
El marinista le respondió “jefe yo seré el último que cierre la puerta del sexenio, como ya lo hice antes en el Ayuntamiento”.
El gobernador esbozó una sonrisa de satisfacción, porque está claro que aún habrá quien se quede con él hasta el último día de su mandato.
A otro le pidió que también sería importante que se incorporara a las tareas del candidato, pero ese otro funcionario le dijo: “Mario mi lealtad es contigo”.
Sin embargo, existen ya personajes que empezaron a atender otras obligaciones propias de su función pública.
El caso más representativo es Darío Carmona, titular de Educación Pública, quien ya asume funciones de promoción de López Zavala.
En su oficina no hay más que tema prioritario que la atención a la operación política zavalista.
Así, se aplica la máxima de muerto el rey, viva el rey.
El problema es que aún falta un año para la terminación de las elecciones y, sin duda, muchos creen que por su cercanía con El Delfín tienen garantizado cobrar en la nómina sin trabajar.
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