23-11-2024 04:12:48 AM

El alumbramiento

Ocurrió la última semana de enero del 2008.

Mario (Marín) estaba muy relajado en compañía de sus más cercanos: Los javieres (García Ramírez y López Zavala), Valentín (Meneses) y David (Villa Issa).

Empezaba un año sin el fantasma de la periodista en las calles, pues se esperaba la resolución definitiva de la Corte y los amarres jurídicos estaban hechos.

De pronto, Mario (Marín) le pidió a uno de los asistentes llamar al resto del grupo.

Y comenzaron a llegar Arturo (Hernández Davy) , El capitán (Morgado) y Mario (Montero), entre otros.

El jefe realizó un análisis sobre las oportunidades y riesgos de la política de cara la sucesión.

Todos ponían atención al peso de cada una de las palabras.

Exponía que lo importante era la unidad del grupo, pero también se debería entender que de los presentes saldría el bueno para lo que vendría.

Sólo uno podía ser, pero ello no implicaría desmantelar el equipo, sino involucrarlo en los planes a futuro, además de que el elegido recibiría todo el respaldo para operar.

Nadie respiraba ante el alumbramiento.

El tocayo del jefe sudaba y se acomodaba el nudo de la corbata.

¿Quién hoy es el mejor posicionado del grupo por su trabajo político y su presencia en el estado?

Fue la pregunta que nadie, absolutamente nadie, se atrevió a responder.

Esperaban que fuera precisamente quien formuló la interrogante la contestara.

Mario (Marín) miró detenidamente a cada uno de los asistentes para dejarles en claro que de los presentes saldría la carta del grupo para la grande.

No más, no menos.

Se trataría de esta forma evitar fisuras internas y enviar a los adversarios beligerantes del partido señales de división para convertirse en opción si se caía la propuesta.

Las manos les sudaban a los asistentes.

El jefe controlaba sus emociones y empezó a definir el perfil: Lealtad, compromiso con la causa, incluyente, con el respaldo de la base priísta y conocedor de los problemas del estado.

Y sin más dijo que a él le parecería que Javier (López Zavala) reunía el perfil adecuado.

Era el hombre, pues.

Se hizo el silencio y las miradas de los asistentes se entrecruzaron.

El tocayo estaba rojo y no se aguantó más: No estoy de acuerdo, habemos otros que podemos reunir el perfil.

Entonces, Javier (López Zavala) que había sido mencionado soltó:

Mi estimado Mario (Montero) –dijo- la lealtad es fundamental.

¿Ya se te olvidó que en la precampaña por la gubernatura en el 2004 tú la jugaste por Germán (Sierra)?

Si a ti sí, a nosotros no.

Descompuesto Mario (Montero) trató de argumentar que era parte de una estrategia de grupo, pero nadie le creyó porque con nadie la había compartido.

Se giraron las instrucciones correspondientes para empezar a sumar apoyos a la carta que había sido marcada.

A partir de ahí todos actúan en la misma línea, pues hasta este 10 de diciembre del 2009 no se ha modificado la indicación.

Y todos ya se han incorporado al trabajo a favor de quien se convirtió en el Delfín.

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