Por Alejandro Mondragón
Es un clásico de las encuestadoras que yerran pronósticos electorales alegar su imprecisión al llamado voto oculto.
“Los ciudadanos se guardan la preferencia o simplemente la esconden por miedo”, eso dicen.
En los tiempos de la 4T está pasando un fenómeno que podría marcar diferencias notables, entre las fotografías del momento de las encuestadoras y el resultado final.
El país está dividido entre aquellas personas que detestan a la otra mitad, por simpatizar con la Cuarta Transformación, unos; o ir con la llamada mafia del poder, otros.
Así que los resultados presentados hasta ahora, por la mayoría de las encuestadores, refieren a que son evaluaciones hechas vía telefónica en casa.
El punto es que en los sondeos en vivienda o en los distritos con boleta en mano ocurre lo siguiente:
¿Qué opina de tal candidato/a?
Y la respuesta conlleva la descalificación. El rechazo es mayor si se pretende reelegir en el cargo, peeeero cuando los mismos preguntan a los encuestadores de qué partido es y se les indica que de Morena, entonces todo cambia.
En otras palabras, los ciudadanos/as rechazan a los personajes, pero a Morena no. La marca por encima de todo.
Y la conclusión es simple: el voto a Morena, sin importar candidato.
Así, en las evaluaciones hechas en vivienda o con boleta en mano, el partido morenista tiene una ventaja, por ejemplo, 15 por ciento arriba de su propia candidata/o.
Incluso, Morena está muy por encima que los partidos opositores, quienes sí necesitan del personaje para mejorar posiciones.
Eso significa que la tarea será dejar en claro que Morena los representa y más por ser el partido de Andrés Manuel López Obrador, cuya imagen en Puebla se mantiene por arriba del 60 por ciento de aceptación.
Qué tal.