Por Alejandro Mondragón
Ese modelo de negocios que tanto ha quedado expuesto como legado del morenovallismo (fortunas al amparo del poder) también se localiza en el proyecto Narconon.
A la muerte de los Moreno Valle, los intereses económicos se dispersaron y ahora reaparecen, aunque su pasado los persiga.
El finado Luis Maldonado Venegas creó un grupo político que hizo más negocios que ninguno, mediante posiciones en la Secretaría de Educación Pública y el Comité Administrador para la Construcción de Espacios Educativos.
Dos fueron sus operadores, el hermano de Francisco Xavier Berganza; y Diego Corona Creeman. Uno en la SEP, otro en el CAPCEE.
El flujo de recursos provenía de esas fuentes, porque es sabido que al arrancar el morenovallismo no tenían la fortuna que hoy detentan.
Narconon es un proyecto de rehabilitación de las drogas, inspirado en el modelo de atención de la Cienciología. Se construyó en la Sierra Norte, en los límites de Huachinango y Tuxpan.
Las tierras, 14 hectáreas, las donó Francisco Xavier Berganza, otro cantante favorito del morenovallismo; y el diseño arquitectónico corrió a cargo de Diego Corona. Ambos, operadores de los negocios del grupo Maldonado.
El problema es que el tema de la donación se echa por la borda, debido a que el 9 de marzo del 2017, aparece en el folio 0232, que Corona compró en 700 mil pesos los terrenos, al grado que hoy existen denuncias de despojo por parte de vecinos que han visto cómo pierden límites, gracias a las influencias de Corona y compañía.
Narconon arrancó operación en la gestión morenogalista, septiembre del 2018, y a partir de ahí su expansión ha sido a costa de los pobladores.
¿Las inversiones provinieron del modelo de negocios morenovallista del grupo Maldonado, quien en esa época ya había desembarcado en el equipo de Esteban Moctezuma en la SEP con la 4T de Andrés Manuel López Obrador?
¿Cuántos negocios similares existen en la Puebla que dejaron los Moreno Valle y Maldonado, pero sus interés perduran?
La araña investiga sobre sus protectores/as.
