Por Alejandro Mondragón
A aguantar la respiración, es la máxima hoy entre la clase política interesada por saber quién será la carta de Morena a la presidencia municipal de Puebla.
Será sólo por quince días, entre la resolución de la Comisión Nacional de Elecciones sobre la idoneidad de 4 perfiles para incluir en la encuesta, el levantamiento del sondeo y la presentación del ganador/a.
¿Van a resistir la presión?
¿Los ataques?
¿Los yerros y gazapos propios?
Lo cierto es que en las últimas semanas ha mejorado la percepción de Morena, otra vez vinculada a la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre salvaguardar los derechos políticos de los perdedores/as, publicar los resultados de la encuesta y garantizar la metodología, le brindan al proceso incertidumbre.
Nada de influyentismo, mano negra, maniobras externas para definir la candidatura de Morena en la capital. Eso quedó atrás desde hace dos semanas.
Puede parecer fácil, pero en realidad con los números de las encuestas que se han publicado y se tienen, no tendría por qué haber sorpresas sobre el nombre.
Ni cuestiones de género, menos pases automáticos, se trata simplemente de un proceso incierto en el que la encuesta será la que mande.
Respetar sus términos es la clave para evitar el conflicto interno y cerrar cicatrices ante una oposición que ya afiló las garras para atacar electoralmente a la Cuarta Transformación.
Este proceso no huele a dados cargados.