30-04-2024 05:47:27 AM

¿Cuántos Salgados Macedonios?

Por Valentín Varillas

 

No hay que confundirse.

A lo largo y ancho del país, candidatos serán impuestos contra viento y marea simplemente porque cuentan ya con el aval de los poderes de facto.

La delincuencia, esa que ha permeado de manera absoluta las instituciones públicas de este país, tiene intereses concretos en el proceso electoral de este año.

Como ha sido desde hace décadas.

Desde aquel terrible momento en donde nuestro políticos y servidores públicos, por avaricia, no se conformaron solo con tolerar las actividades criminales de estas organizaciones y les exigieron un pedazo de tan apetitoso pastel.

Simple y sencillamente, se convirtieron en sus socios.

Y como toda empresa, los accionistas han hecho lo posible por cuidarla y porque en su operación se maximicen las utilidades.

Sí, nos guste o no, el crimen organizado es un factor determinante que, en algunas zonas específicas del país, ha influido, influye y seguirá influyendo en nuestros procesos democráticos.

Tienen presencia al interior de todos los partidos, con perfiles claros que operan para la defensa de sus intereses.

Aquí no hay ideología, ni valores, ni reconocimiento a trayectorias o meritocracias.

Simplemente, quienes generen las mejores condiciones para el crecimiento y la diversificación de las organizaciones y garanticen absoluta impunidad, podrán competir.

Y seguramente lo harán con todo el apoyo.

Económico, logístico y de “limpieza”.

Esto último supone el allanarle el camino al elegido a través de intimidar, amenazar, o de plano eliminar a quien suponga un obstáculo real en la consecución de sus objetivos.

Una ventaja competitiva contundente, al momento de definir ganadores y perdedores en una contienda.

En Puebla, lo vimos con toda contundencia durante las administraciones “panistas”.

La oferta electoral impulsada desde lo más alto del poder político en esos tiempos, tanto en el blanquiazul o en otros partidos, se llenó de personajes que en los municipios que integran el famoso Triángulo Rojo, garantizaban el crecimiento y protección del huachicol.

Por eso su crecimiento exponencial e imparable durante ese período de tiempo.

Y bajo esa lógica, llegaron al poder Pablo Morales Ugalde en Palmar de Bravo, Rafael Núñez en San Martín Texmelucan o los Valencia Ávila en Venustiano Carranza.

Y así, también, en este contexto, con particularidades distintas en la forma y no en el fondo, llegarán a la boleta Félix Salgado Macedonio y muchos otros más en todo el país.

“El México real”-diría el clásico.

Una frase trillada, gastada, que se ha convertido en un aburrido lugar común, pero que como nunca sigue vigente en la forma de hacer política y elegir candidatos a los cargos más importantes de elección popular.

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