Por Alejandro Mondragón
El presidente Andrés Manuel López Obrador sabe que la única forma de aparecer en la boleta electoral, no como candidato, sino como factor que mantenga la ola pejista en el imaginario colectivo, es mediante su presencia diaria.
Y para ello están las mañaneras, convertidas en el instrumento más eficaz de comunicación de la 4T, con un mandatario que mantiene la agenda política y, por supuesto, fijará la electoral.
Claro, saaaalvo que el árbitro de la contienda establezca otra cosa.
Los candidatos morenistas que buscan revalidar la 4T en la Cámara de Diputados, congresos estatales y ayuntamientos saben que hoy no tienen de quién agarrarse para subirse a la ola del poder.
En 2018 fue Andrés Manuel López Obrador, el personaje que jaló el triunfo de todos y todas, pero ahora no estará en la boleta. Lo intentó hacer con la revocación del mandato, pero se lo impidieron.
Así que a los abanderados de la 4T sólo les queda colgarse y es qué es precisamente la mañanera, donde López Obrador fija la agenda nacional.
Sus adversarios pretenden que el INE y el TEPJF suspendan en la campaña las mañaneras para que no esté presente en la discusión electoral la figura de López Obrador, quien se opone, porque sin su presencia la 4T naufragará electoralmente.
Tener a AMLO en las mañaneras significa contar con un jefe de campaña que usará el poder de la comunicación para desinflar a la oposición.
Es una forma de darle la vuelta a los dados cargados de la Presidencia en las elecciones.
Y en política gana quién tiene la lengua larga y la cola más corta.
