Un dato trascendente en el cónclave priísta se registró en voz de María de las Heras: “en el rubro de voto cambiante –donde López Zavala obtiene 29 por ciento de las preferencias y Enrique Doger el 26 por ciento- opinaron panistas estables”.
Es decir, los simpatizantes azules que nunca votarán por el PRI metieron ruido a la evaluación, lo que conduce a un empate técnico entre Zavala y Doger, el cual se rompe en el rubro de voto duro priísta, pues ahí el titular de Sedeso aventaja con 30 por ciento ante el 19 por ciento del ex alcalde de Puebla.
Este fue el escenario que obliga a una nueva encuesta para definir el método que empleará el PRI de cara a la elección de su candidato a la gubernatura para el 2010.
Y es que la polémica entre aspirantes en torno al método se centrará en dos vertientes: Los zavalistas pugnarán por una consulta a la base militante, mientras los dogeristas buscarán que sea un proceso abierto a toda la sociedad.
Si se basan los priístas en la primera opción (consulta a la base) sin duda quedará cuestionada la legitimidad, porque en la próxima encuesta de Demotecnia difícilmente se modificaría ese rubro.
Sin embargo, optar por la segunda alternativa (proceso abierto a la sociedad) que legitimaría la definición por Casa Puebla daría espacio a que el voto antipriísta fuera factor clave para dividir al PRI y dejar en el sufragio ajeno una decisión que siempre se ha querido manejar como exclusiva del tricolor.
El problema es mayúsculo para el Revolucionario Institucional, toda vez que este mecanismo se tendría que adoptar en 217 elecciones municipales y por qué no en los 26 distritos electorales.
Pero sin duda no se trata de cuestión de índole política, sino también financiera.
¿De dónde saldrá el dinero para una elección en momentos en que la crisis económica es atroz y los nuevos impuestos que implicarán mayores sacrificios a la sociedad no los asumen los partidos?
Está claro que el factor IVA del 16 por ciento pesará contra todos aquellos procesos internos de definición de candidatos.
¿Qué ciudadano no estaría dispuesto a votar contra el candidato mejor posicionado en aras de desquitar su coraje por las alzas de impuestos?
¿Quién se atreverá a pedir el voto en momentos en que la sociedad se encuentra ofendida por el incumplimiento de promesas de campaña?
De esta manera, el PRI debate hoy su futuro en la legitimación de su proceso o el pago anticipado del costo político por validar los nuevos impuestos. Si la definición se dará en marzo del 2010 habrán transcurrido ya tres meses de la entrada en vigor de los nuevos gravámenes con la respectiva irritación social.
Los priístas tienen en sus manos una auténtica papa caliente.
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