Por Alejandro Mondragón
Al PAN, sin alianzas, simplemente no le da para ganar.
Bajo esa óptica, el entonces gobernador Rafael Moreno Valle utilizó las coaliciones partidistas y candidaturas comunes para afianzarse en el poder.
El PAN siempre como partido eje (controlado por él), respaldado por el PRD (dominado por Luis Maldonado Venegas y Los Chuchos), junto a Movimiento Ciudadano (manejado por Dante Delgado), Nueva Alianza (Elba Esther Gordillo y luego Luis Castro) y los locales Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración (operados por Eukid Castañón). En ocasiones, jugó el PT en candidaturas comunes por los negocios que le daban en los Centros de Desarrollo Integral (Cendis) a Alberto Anaya.
Pero esas alianzas no bastaban para ganar lo que le que convenía al morenovallismo. El PRI con liderazgos que jugaron los intereses del exmandatario y aquellos que se creían oposición servían de costal de box para justificar la competencia electoral y exhibir al Góber Precioso.
Las alianzas llegaban también de sus relaciones nacionales con el peñismo y grupos empresariales, como Los Hank.
Ahora, los partidos PAN, PRI y PRD van hacia una coalición sin máscara, en la que se pondrán nombres y apellidos que históricamente han sido irreconciliables.
Y todo para arrebatar el poder a la 4T y llevar tras las cuerdas por tres años a Andrés Manuel López Obrador, en el país; y Luis Miguel Barbosa, en el estado.
Se juegan todo su capital político, en la creencia que todos unidos contra AMLO y Barbosa será suficiente para sumar votos y arrebatar las mayorías legislativas y municipales.
El problema es que el exgobernador siempre negociaba con el esquema de la perinola en el que cada vez que él lanzaba tomaba todo, y cuando a sus contrapartes les tocaba, entonces ponía todo.
Sin Moreno Valle en la mesa de la negociación es probable que el PAN pierda hasta la posición de la alcaldía poblana y distritos considerados bastiones azules.
No se olvide que el negociador será Marko Cortés, el mismo que entregó el gobierno de Puebla a Morena.
Así les irá a los panistas muuuuuy confiados en su líder que se siente taaaan demócrata hasta para dejar que otros se queden con el pastel azul.
Perder el poder, jamás el partido. Su lógica.