No, no sólo es Blanca Alcalá y su equipo de primer nivel.
Tal parece que el virus de la apatía ha contagiado a todo lo que tiene que ver con la administración pública del municipio de Puebla.
El cabildo, por supuesto, no es la excepción.
El cuerpo edilicio de plano no camina, no avanza, vaya ni siquiera ha tenido la capacidad de lograr acuerdos en lo más básico.
Los priistas, dueños del balón, nadan de muertito con la complicidad perredista, mientras los panistas y petistas nada pueden lograr al ir contracorriente de semejante marasmo.
La integración de comisiones ha sido una auténtica pesadilla.
El amiguismo, el compadrazgo, la complicidad política, el pago de facturas y la conveniencia de grupo han sido los factores de mayor peso en la intentona de integración, más allá de realizar análisis serios sobre las capacidades reales de los regidores asignados a alguna comisión y así maximizar su desempeño.
No hay claridad tampoco sobre como va la integración del plan municipal de desarrollo y si lo ahí establecido es congruente con lo que los regidores han definido como prioritario en su muy escueta y ambigua agenda de trabajo.
Un ejemplo claro de lo anterior fue la integración de la Comisión de Ecología, una de las que en teoría están ajenas a las grillas políticas.
Lejos de integrarla con el objetivo de empezar a trabajar de inmediato en uno de los problemas más graves de la capital, los regidores tardaron más de dos horas tan sólo en la aprobación de la convocatoria respectiva.
Dos regidores fueron los que, de manera intencional o de plano por una ignorancia fundamental, retrasaron los trabajos: el priista Rodolfo Pacheco Pulido y el perredista Jaime Julián Cid Monjarraz.
Ambos preguntaban todo, consultaban todo y le reportaban todo ni más ni menos que al coordinador de los regidores priistas y nuevo Don Corleone del cabildo, rene Sánchez Juárez.
Sí, el líder sindical ordenaba, daba línea, mandaba a deshacer los acuerdos logrados y a sabotear cualquier intentona de avance en la materia.
El teléfono de sus marionetas no dejó de sonar y sus sesudos asesores entraban y salían con una frecuencia inusual del recinto en donde se llevaban a cabo los trabajos.
Por cierto, en actitud francamente sospechosa, el Secretario de la Comisión de Ecología intentó sabotear una iniciativa que pretende revisar los requisitos necesarios para convertir a La Calera en zona de preservación ecológica ante la depredación generada por las constructoras y desarrolladoras de vivienda al dilatar intencionalmente la elaboración de una carta mediante la cual se le pediría a la Secretaría General los documentos donde se nombra a esta zona de preservación ecológica y el programa de manejo de la misma.
Hasta esta semana, nada se había logrado.
El sabotaje es obvio, la complicidad también, ya que se trata de una comisión encabezada por una panista, María Isabel Ortiz Mantilla.
¿Y el beneficio de la ciudad?
¿Y la promesa de hacer las cosas diferente?
Tal parece que es lo que menos importa.
¿Es esto poner a Puebla “a tiempo”?
¿A tiempo de qué?
¿Cuál es el “timing” real de nuestras recién estrenadas autoridades?
¿Es congruente con la dinámica de la ciudad y con la urgencia con la que deben atenderse sus necesidades?
latempestad@statuspuebla.com.mx