23-11-2024 02:54:45 AM

4 chistes 4

La pequeña Caperucita sale de su casa para ir a ver a su abuelita que vive en lo profundo del bosque.
 
“¡Hijita, sigue el sendero que ya conoces y no vayas a tomar ningún atajo cuando atravieses el bosque, o de lo contrario el Gran Lobo Malo te va a atrapar y te va a chupar las tetas hasta dejártelas secas!”
 
“¡Sí, mami, no te preocupes!”
 
Caperucita empezó a adentrarse en el bosque, y de pronto decidió irse por un atajo que había visto. Una tortuguita la detuvo y le advirtió con preocupación:
 
“¡Niña, regrésate por el sendero, porque si el Gran Lobo Malo te encuentra, te va a chupar las tetas hasta que te las deje secas!”
 
“Gracias, tortuguita, no te preocupes”
 
Caperucita ya casi había llegado hasta la casa de la abuelita, de modo que siguió cruzando el bosque por el atajo.
 
De repente, de un salto y como salido de la nada, el Gran Lobo Malo se planta frente a Caperucita y con una horrible voz ruge amenazante:
 
“¡GRRRR! — ¡Caperucita, quítate tu blusa! Te voy a chupar las tetas hasta dejártelas secas!”
 
“¡AHH NO, ESO SÍ QUE NO!”, grita Caperucita, al mismo tiempo que se levanta su mona faldita, “¡TÚ ME VAS A COMER, TAL Y COMO DICE EL CUENTO!”
 

LOTERÍA GALLEGA
Don Hilarión se gana el gran premio gordo de la Lotería Gallega y decide hacer realidad un viejo sueño: viajar al Africa y conocer el Desierto del Sahara.
 
Después de mucho tiempo de cruzar el desierto, siente la urgencia de tener sexo, y como obviamente no había mujeres en ninguna parte, se vuelve hacia el camello que lo transportaba.
 
El viejo intentó la mejor posición para tener sexo con el camello, pero éste se alejó corriendo. A duras penas volvió a alcanzarlo y subirse en él para continuar su travesía. Y así, dos veces más trató de llevar a cabo sus intenciones, pero con infructuosos resultados.
 
Finalmente, después cruzar a camello todo el desierto, llegó hasta la orilla de una carretera moderna. Ahí había un auto descompuesto y con tres despampanantes y suculentas mujeres de grandes pechos, sentadas dentro del auto, acaloradas y con aspecto de aburrimiento mortal.
 
“¡Hola, zeñoritaz! ¿qué oz ha ocurrido, eh? acazo oz puedo zer de alguna ayuda?”
 
“Señor, ¡qué bueno que está Ud. aquí! si logra hacer arrancar nuestro auto, ¡nosotras haremos cualquier cosa que Ud. nos pida!”
 
Por suerte, Don Hilarión sabía una o dos cosas sobre autos, y pudo hacerlo arrancar en un santiamén. Al terminar, las tres soberbias mujeres lo rodean con mucho halago y evidente coquetería:
 
“¡Muchas gracias, señor! … ¿cómo podríamos pagarle…?”
 
“Mmmm.. eztee.. ¿podríaiz vozotraz trez zujetar mi camello?”

EN LA FARMACIA
Diálogo en una farmacia:
 
“Buenoz díaz, caballero”
 
“Buenoz díaz… quiero un paquete de condonez”
 
“¿Qué medida, caballero?”
 
“Hombre, no lo zé con zeguridad..”
 
“Bueno, puez .. aquí tiene ezta tabla con orifizioz. Paze al baño de atráz,
y el orifizio donde vueztro pene ze ajuzte con comodidad, zerá la medida
de los condonez que oz pueda zuminiztrar”
 
***** (20 minutos después) *******
 
“¿Zabe, farmazéutico? He cambiado de opinión, y ya no creo nezezitar
los condonez. ¿Cuánto cuezta ezta tabla, eh?”
 

EN EL PARAÍSO

Diálogo en el Paraíso:
 
“¡Adán! …. ¡Adán!”
 
“Aquí estoy, Señor”
 
“Tengo una buena y una mala noticia para tí. ¿Cuál quieres escuchar primero?”
 
“Este… bueno, yo… primero la buena”
 
“Muy bien. La buena noticia es que te he dado un pene y un cerebro”
 
“¡Ah, pues muchas gracias, Señor! ¿Y la mala noticia?”
 
“Que sólo te he dado la sangre suficiente para que funcione un órgano a la vez”

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