Por Alejandro Mondragón
Más de 17 millones de pesos recibió la BUAP, dirigida por Alfonso Esparza Ortiz, dentro del Fideicomiso de Becas Nacionales, cuyo ejercicio fue auditado por el despacho del propio Rector.
Documento a continuación:
Es la digitalización de la copia certificada de la entrega de los estados financieros dictaminados del mes de mayo de 2018, que el
“Fideicomiso del programa de becas nacionales para la educación superior manutención” (90/86), presentó el 11 de junio de 2018 ante la Auditoría Superior del Estado de Puebla.
De su lectura, lo primero que destaca es que el auditor, la C.P.C. Elfega Ortiz García, con registro ASP-022/18, es la representante legal del despacho ESPOR Servicios Profesionales, S.C., de acuerdo con el Padrón de Auditores Externos autorizados por la propia Auditoría de Puebla.
Chequen, por favor, la página 6.
El citado despacho, que no es competencia para las grandes firmas que hay en la ciudad, ya no digamos en comparación con las filiales de los bufetes internacionales radicadas en Puebla, pero lo que sí, es que dicha empresa pertenece al rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, de cuyos apellidos proviene el nombre de la consultora ESPOR.
No es un delito que un funcionario público cuente con su despacho, y sobre todo si lo fundó mucho antes de llegar al cargo.
Sin embargo, es de llamar al atención que en los estados financieros se detallan las transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas realizadas a los alumnos de 50 instituciones de educación superior del Estado de Puebla, por un total de $46,558,145, entre las que, obviamente, aparece la BUAP con $17,751,655, monto con el que, según el documento, se favoreció a los estudiantes de la máxima casa de estudios.
No obstante, debido a la operación de las becas, no se tiene la certeza de que en verdad esos recursos llegaran a los estudiantes.
Hace algunos meses, en una entidad circunvecina a Puebla fue aprehendido una persona que portaba más de dos millares de tarjetas bancarias, correspondientes a becas otorgadas por la BUAP, cuyo escándalo no estalló por la intervención de la abogada general, Rosa Isela Ávalos.
Ahora, por la vía de un fideicomiso propenso a la opacidad y corrupción se entrega a la BUAP, el 38 por ciento de sus operaciones; es decir, 17,751,665 pesos.
Lo descarado es que este fideicomiso es auditado por el despacho del propio rector de la BUAP, Alfonso Esparza. De estafa maestra.
Las infaltables preguntas:
¿Cuál fue el procedimiento para seleccionar al auditor externo o quién lo designó?
¿La Auditoría del Estado, el Gobierno del Estado, la Secretaría de Educación Pública, o el propio Fideicomiso?
¿En verdad esperan que nos creamos que Alfonso Esparza no sabe que su despacho se encuentra auditando un fideicomiso que favoreció con $17,751,655, a la institución que administra?
¿En verdad piensan que creemos que el despacho del Rector de la BUAP: “Espor, servicios profesionales”, no sabía que el fideicomiso que está revisando habría favorecido con el 38% de su presupuesto, $17,751,655, a la máxima casa de estudios, cuyo titular es el Director General de dicha oficina?
Ante el inminente conflicto de intereses, ¿por qué la representante legal, Elfega Ortiz, no desistió ante la Auditora del Estado de Puebla?
¿De qué manera se argumenta que no existe conflicto de intereses cuando Espor dictamina al fideicomiso que favoreció con el 38% de su presupuesto, $17,751,655, a la institución que dirige la misma persona que es el director general de la firma que representa?
Ha trascendido que Elfega Ortiz se ganó el cargo como resultado de la intervención que hizo el contador Rosendo Martínez Granados, padre de Isabel Martínez Hermoso, en el despacho del Rector.
¿Acaso será cierto que desde algún privado de la Rectoría le instruyeran su silencio e incondicional participación para realizar auditorías que evidentemente se encuentran comprometidas?
Y todavía presume Esparza la transparencia universitaria.
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