Por Alejandro Mondragón
El Congreso del Estado es víctima de un severo padecimiento que explica bien el comportamiento de la mayoría de los integrantes de las alianzas “Juntos Haremos Historia” y “Por Puebla al Frente”.
Es el síndrome de la Sordera Testicular Legislativa, definido para “aquellas personas que escuchan y entienden perfectamente todo, pero por sus huevos les vale madre lo que digan los demás”.
Antes de entrar en funciones, los legisladores recibieron todo tipo de capacitación, a través de las cuales se les explicaba en el caso de revocar disposiciones lo que significa el debido proceso.
También les dijeron que no se pueden reabrir las cuentas públicas ya aprobadas en la anterior legislatura por el principio de definitividad, consagrado en la legislación.
De igual forma, establecieron que la permanencia del Auditor del Estado sólo se pondría en riesgo si el titular (David Villanueva Lomelí) incurría en irregularidades propias del cargo, lo que implicaría la aplicación de un juicio político bajo el debido proceso de defensa.
En síntesis, no se pueden revocar leyes sin establecer el sustento legal que las sustituya; tampoco olvidar el principio de definitividad respecto a las cuentas públicas ya aprobadas; y menos quitar al Auditor por presunción.
Pues ahora que se analiza el comportamiento de la mayoría de Morena queda claro que el síndrome de Sordera Testicular Legislativa contaminó a todos y todas sus integrantes.
El diputado José Juan Espinosa ya hasta destapó al próximo Auditor, Enrique Cárdenas, advirtió que Puebla se encamina a la desaparición de poderes y sigue en su cruzada de eliminar cualquier rastro morenovallista en las leyes, sin proponer nuevas reglas.
Nadie en su sano juicio y que haya padecido los excesos del morenovallismo respaldaría temas como la permanencia de la Ley Bala, las privatizaciones y concesiones, las expropiaciones exprés, el retiro de facultades al Congreso y Municipios para beneficiar a los suyos en detrimento de los poblanos.
Pero hasta para erradicar de fondo el andamiaje legal del modelo de negocios del morenovallismo se requiere un dejo de templanza.
No existe nada de eso. Es quitar a ellos, para poner ahora a nuestra camarilla. Es el agandalle, el exabrupto y el navajazo limpio lo que impera en el Congreso, pero ahora sabemos por qué: El Síndrome de la Sordera Testicular Legislativa.
José Juan Espinosa se mira en el espejo y se ve como Porfirio Muñoz Ledo, cuando en realidad en Puebla lo observamos como el Fernández Noroña, región 4.