Por Alejandro Mondragón
En el PAN de Puebla tampoco aprendieron la lección y creen que las cosas nada cambiaron.
Que sin importar quién dirija al partido blanquiazul en la entidad, el día de la jornada electoral, el ex gobernador Rafael Moreno Valle ordenará a sus operadores chingarse ooooootra vez los comicios para salirse con la suya.
Se recurre de nuevo a la cerrazón de bloquear la participación de adversarios para imponer a los suyos/as sin importar que fueron derrotados en la pasada elección.
Van contra viento y marea con Genoveva Huerta, quien fue derrotada como candidata a diputada local, luego de ocupar la legislatura federal, desde donde en contra de lo dictado por el CEN del PAN votó, junto al PRI, el gasolinazo, que ahora el partido exige a López Obrador eliminar.
Incongruencia total que no importa si la cabeza del PAN en Puebla ofrece obediencia a ciegas.
Acompaña la fórmula, Salvador Escobedo, también candidato derrotado en la elección federal, luego de ocupar la diputación local.
Detrás de ellos figura ni más ni menos que Jorge Aguilar Chedraui, quien también perdió en los comicios federales, tras ocupar el cargo de legislador local, donde fue líder de la mayoría morenovallista y presidente de la Junta de Coordinación Política.
Genoveva es hechura de Aguilar Chedraui, quien ya anda por cierto depurando listas de proveedores de Salud para el otorgamiento de contratos, al fin ya se sabe el camino como titular del ramo en los primeros años del sexenio morenovallista.
De Salud fue acusado del desvío de 400 millones de pesos en adjudicaciones, según una campaña de medios que le lanzó el hoy diputado local, Marcelo García Almaguer, quien era socio del primo del entonces secretario en contratos publicitarios.
Si la fórmula aplicada es la misma del pasado en el PAN, la cual condujo a la derrota electoral en la lucha por la Presidencia, Senado, Diputaciones Federales, Legisladores locales y alcaldes, entonces se espera igual resultado en el 2021.
Podrán quedarse con la gubernatura, pero los órganos electorales que sirvieron para encubrir pecados inconfesables en los comicios serán desmantelados. La mapachería se castigará con cárcel y habrá una permanente asfixia presupuestal.
Fue la última vez que pudieron con un elevadísimo costo social y político para un grupo, peeeero siguen aplicando la misma receta del teatro guiñol.
Y esa puesta en escena ya la vimos todos.
